miércoles, 5 de marzo de 2014

Nuestro bienestar depende de nosotros



Uno de los errores más característicos de nuestra sociedad es creer que nuestro bienestar depende, en gran medida, de los demás.

Si continuamente buscamos argumentos que justifiquen nuestro malestar, caeremos en un falso determinismo que enturbiará y condicionará parte de nuestras vidas.

Pongamos el ejemplo de personas tóxicas que podamos tener a nuestro alrededor, en el trabajo, por ejemplo. Si permitimos que los comentarios o actuaciones de otras personas nos amarguen la vida, nuestra vida deja de pertenecernos. ¿Por qué dar valor sólo a los comentarios de tus "enemigos"? ¿Y las personas a las que caemos bien, ellas no pintan nada? ¿Necesitamos a todo el mundo el mundo nos aplauda para ser feliz?"

Es absolutamente imposible caer bien a todo el mundo, y nuestra vida sería lamentable si nuestra felicidad dependiera del criterio de otras personas. No podemos controlar lo que otras personas digan o piensen, pero sí podemos controlar nuestros pensamientos.

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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

martes, 4 de marzo de 2014

Las causas de nuestro comportamiento

El ser humano va grabando en su cerebro, que actúa como una especie de disco duro, todo lo que va viviendo: acontecimientos, sentimientos que le han generado, las emociones que ha sentido.

Cuando los acontecimientos tienden a repetirse, la persona empieza a actuar de forma mecánica, su cerebro "busca" hechos parecidos en el pasado y, cuando los encuentra, desencadena de inmediato las emociones que sintió en aquellos momentos y tiende a repetir las conductas de entonces.

No estamos hablando de determinismo ni de la falta de libertad de las personas; no nos confundamos, estamos hablando del comportamiento humano. En ningún momento negamos la capacidad de elegir libremente, pero no podemos obviar como esa "elección", la mayoría de las veces, no se ha producido, simplemente se ha "reproducido" una conducta ya vivida, que estaba unida a un hecho y a una emoción que ocurrieron en el pasado, y que quedaron registrados en nuestro cerebro.

Es decir, nuestro cerebro "rastrea" en nuestro pasado buscando situaciones similares, y tiende a provocarnos la emoción que entonces sentimos. Ese mecanismo hace que, sin darnos cuenta, tendamos a actuar de la misma forma que hicimos antaño y, en consecuencia, volvamos a sentir emociones parecidas. Nuestro cerebro, además, tiende a repetir con fuerte intensidad las últimas emociones, no las primeras.

Imaginémonos a una persona conduciendo sin problemas durante diez años, y de repente tiene un accidente importante; la siguiente vez que coja su coche no estará relajada, sino que revivirá las últimas sensaciones que antes, durante, o después del accidente. No pensará en los diez años de conducción sin problemas. Lo más reciente que hemos vivido es lo que más grabado está en nuestra mente.

¿Qué hacer ante este condicionamiento del pasado? Tendríamos que bucear en nuestro interior, detectar los pensamientos automáticos destructivos que nos repetimos de forma continua, y que parecen dirigir nuestra existencia.

NO TIENE SENTIDO QUE NOS SINTAMOS MAL "AUTOMÁTICAMENTE" POR EL SIMPLE HECHO DE QUE UNA ESCENA SE PAREZCA A OTRA ANTERIOR QUE HEMOS VIVIDO Y QUE NUESTRO CEREBRO, EN SU MOMENTO, LA RECOGIÓ Y LA GRABÓ COMO ESCENA NEGATIVA, PERO LO CIERTO ES QUE ASÍ FUNCIONAMOS HABITUALMENTE.

Es importante que recuperemos el control "voluntario" de nuestros pensamientos en esos momentos negativos, porque eso nos conducirá al control de nuestras conductas y, lo que es más importante, al control de nuestras emociones.

TENER UN PASADO COMPLICADO NO TIENE POR QUÉ SER IGUAL A TENER UN PRESENTE SIN FUTURO.

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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

lunes, 3 de marzo de 2014

El origen de nuestras frustraciones

La educación es origen de muchas de nuestras frustraciones. Muchas inseguridades y frustraciones tienen su origen en esas desgraciadas enseñanzas que nos inculcaron de pequeños.

¿En qué falló la educación que recibimos?  Cuando nos han enseñado a fijarnos de forma casi exclusiva en lo negativo que hay en nuestro alrededor, hemos aprendido, casi sin darnos cuenta, a estar "siempre en guardia" para corregir a la mínima oportunidad al que ha hecho algo mal.

Algunas de las grandes equivocaciones de la educación han sido:
  • Fijarnos en lo negativo y no en lo positivo.
  • Sancionar, en lugar de reforzar.
  • Imponer, en lugar de dialogar.
  • Emplear el deber y el miedo, en lugar de la motivación.
  • Potenciar el seguidismo, en lugar del razonamiento.
  • Potenciar el inmovilismo, en lugar de la creatividad.
  • Potenciar la dureza en lugar del afecto.
  • Potenciar la insensibilidad en lugar de la sensibilidad.
  • Potenciar la tristeza en lugar de la alegría.
  • Potenciar la derrota y el pesimismo, en lugar de la esperanza.
  • Potenciar la desconfianza y ruindad, en lugar de la confianza y la transparencia.
  • Potenciar la inseguridad en lugar de la seguridad.
  • Potenciar la humillación, en lugar de la autoestima.
  • Potenciar el egoísmo, en lugar de la generosidad.
HEMOS DE POTENCIAR EL EQUILIBRIO, LA MADUREZ, EL AUTOCONTROL Y DESTERRAR LA TIRANÍA, LA MANIPULACIÓN, LA INSOLIDARIDAD, EL NARCISISMO, EL DESEQUILIBRIO Y LA INSATISFACCIÓN PERMANENTE.

Ante esto, ¿qué podemos hacer? Podemos cuestionarnos aquellas ideas, aparentemente nuestras, que provocan dolor, a nosotros o a otras personas. Es necesario realizar un análisis riguroso, lo que en psicología se llama confrontación. Se trata de que uno tome las frases que se dice a propósito del acontecimiento que sea y compruebe atentamente su exactitud, las compare con lo real y examine si describen exactamente la realidad, para reemplazarlas por otras más exactas que se ajusten al mundo tal como es (y no como deseamos que fuese).

Al hacer esta confrontación, quizás descubramos que tuvimos una madre muy perfeccionista, imperativa e implacable, que nunca se había sentido satisfecha de nuestra forma de ser, una madre que nos creía débil y poco brillante. (es un ejemplo basado en algún caso real!). Estamos hablando de una madre fiel exponente de una época concreta que no mostraba nunca esa afectividad que suelen tener la mayoría de las madres. 

Hemos de dejar de repetirnos esas frases destructoras que nos repetían en casa, en la escuela y sustituirlas por otras más constructivas.

TENEMOS POCO CONTROL SOBRE LAS CONDUCTAS DE LOS DEMÁS Y MENOS AÚN SOBRE SUS PENSAMIENTOS, PERO SIEMPRE PODEMOS CONTROLAR NUESTROS PENSAMIENTOS, LO QUE NOS REPETIMOS SIN PARAR. ESTE CONTROL NOS LLEVARÁ A DEJAR DE SUFRIR INÚTILMENTE

Muchas personas pueden pensar que ellos no tienen solución, pues determinadas experiencias les han condicionado irremediablemente. Esto es rigurosamente falso. No son los acontecimientos de nuestra vida los que determinan nuestro presente o nuestro futuro, son nuestros pensamientos los que provocan que, en esos momentos o al cabo de los años, aún nos sintamos mal.


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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

Pongamos nuestro cerebro a nuestro favor

Tenemos la libertad de nuestros pensamientos; podemos hacer nuestro trabajo canturreando por dentro o machacándonos sin piedad, podemos amar o desechar, querer o aborrecer, sonreír o llorar, gritar o conversar...

PODEMOS SENTIRNOS BIEN CON NOSOTROS MISMOS, A PESAR DE NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS, O PODEMOS DEJARNOS LLEVAR POR ELLAS.

Es preferible confiar en nosotros mismos, no rendirnos. luchar, que entregarnos a la autocompasión a la desesperación o al desconsuelo.

INCLUSO EN LAS CIRCUNSTANCIAS MÁS DURAS QUE NOS PODAMOS IMAGINAR, SIEMPRE NOS PERTENECERÁN NUESTROS PENSAMIENTOS, Y CON ELLOS, NUESTRAS EMOCIONES.

Si yo me siento mal tengo, fundamentalmente, cuatro opciones:
  1. Desesperarme
  2. Intentar soportar esta situación lo mejor posible.
  3. Intentar controlar los pensamientos que me provocan ese estado (REACCIÓN)
  4. "Ir por delante", controlar los pensamientos negativos e irracionales y poner en su lugar pensamientos más racionales y positivos. (ACCIÓN)
Dentro de lo que podríamos llamar Salud Mental, indudablemente la mejor opción es la cuarta. Será más fácil que controle mi ansiedad ante una situación de stress (examen, hablar con alguien nuevo) provocándome frases positivas sobre esa situación que dedicándome a contrarrestar los pensamientos negativos o pesimistas que me vienen a la cabeza.

Si me da mucho corte dirigirme a alguien en concreto será mejor que me diga frases como Adelante, lo vas a a hacer estupendamente, lo conseguirás! en lugar de Alerta, cuidado, debes estar atenta porque seguro que metes la pata, no camines tan rápido, todo el mundo te mira, no vas a conseguir hablar dos palabras seguidas. Estas últimas frasecitas y otras parecidas sólo conseguirán ponerte más nerviosa, menos controlada y provocarán una situación poco exitosa.

No se trata de vanagloriarnos, alabarnos y encumbrarnos en el narcisismo; en absoluto, se trata de protegernos, animarnos y darnos fuerzas.

El sufrimiento inútil no nos enseña nada, más bien nos debilita. Cuando dejamos que nuestra mente divague y se desparrame en pensamientos absurdos y  negativos lo único que hacemos es disponernos a machacarnos, a inmolarnos absurdamente.

Es importante ser PROACTIVO en lugar de REACTIVO, es decir aprender a adelantarse a las situaciones a través de pensamientos adecuados que nos impidan perder tiempo y energía.


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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

Aceptemos lo inevitable

Existen muchos hechos "inevitables" que sucederán a lo largo de nuestra vida. No aceptarlos, desde un punto de vista de salud mental, significa embarcarnos en un sufrimiento inútil.

Si has sufrido en tus carnes el impacto de tener un hijo con parálisis cerebral o cualquier otra enfermedad o minusvalía, poco nos ayudaremos a nosotros, y menos aún a nuestro hijo, si nos pasamos la vida sin aceptar este hecho. Será preferible que nuestros esfuerzos se encaminen a procurar las mejores condiciones de vida, para él y para nosotros.

Otros ejemplos de hechos inevitables que podemos señalar son:
  1. Potencial intelectual con el que nacemos.
  2. Padres y familiares que tenemos.
  3. Personas que nos rodean en nuestra infancia: profesores, compañeros de colegio, vecinos, amigos de nuestros padres....
  4. Ciudad en la que vivimos.
  5. Jefes que tenemos.
  6. Exmaridos / exmuejeres, exnovios/as, examigos/as, excompañeros/as: la verdad es que estas personas son o han sido parte de nuestras vidas, y resulta absurdo machacarnos por su existencia, o por nuestra actuación pasada, cuando sobre ese pasado, nada podemos cambiar!
  7. Guerras, genocidios, masacres, abusos, violaciones... ya pasadas. En estos casos, reservemos toda nuestra energía en luchas de forma realista, en el ámbito de actuación que tenemos.
  8. Etc, la lista podría ser larguísima.
No estamos hablando aquí de resignación ante los hechos, sino adaptarnos a la realidad y poner todos los recursos posibles en la consecución de nuestros fines. Dediquemos nuestros esfuerzos a actuar, no a lamentarnos.


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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

No nos compliquemos la vida

Nos pasamos la vida trabajando como bellacos para comprar cosas inútiles. Hacemos un problema de cualquier cosa, sentimos conflictos que sólo existen en nuestra mente, sufrimos tragedias inexistentes, anhelamos metas absurdas y ... al final, lo peor de todo es que nos sentimos mal.

La vida puede ser tan fácil como nosotros queramos situarla en cada circunstancia, y tan difícil como la sintamos en cada momento. Los acontecimientos no dependen de nosotros, pero siempre será más fácil abordarlos si nuestra energía se encamina a superar las dificultades y no a agrandarlas; si nuestra sensibilidad busca continuamente el bienestar, la plenitud, lo positivo de cada situación, y no se concentra en machacar nuestros ánimos castigándonos inútilmente.

No nos compliquemos la vida innecesariamente preocupándonos y sufriendo de forma inútil y estéril. Para conseguir este propósito hemos de aprender a no expresar todo lo que pensamos.

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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

¿Ser 100% sinceros? No!

¡Cuidado! ¡No estamos diciendo que hay que ser hipócritas y falsos! Decimos que hay que actuar racionalmente y utilizar la inteligencia emocional.

Tengamos en cuenta que podemos hundir a una persona con un comentario "lleno de sinceridad y buena intención", dirigido a "abrir los ojos" a la otra persona.

No siempre hemos de decir lo que pensamos, si eso significa provocar sufrimiento en el otro y macharlo inútilmente. Decir siempre lo que pensamos es una barbaridad.

No se trata de mentir, ser cínico o hipócrita, pero nosotros no siempre estamos en posesión de la verdad. Quizá podríamos empezar a cambiar ese concepto de "expresar todo lo que pensamos" por "hagamos todo lo que podamos".

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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

Apostar por el optimismo

No ayudamos a nadie ni a nosotros mismos, mostrándonos decaídos, abrumados cuando no asustados e impotentes, en momentos de dificultad. Es mejor que intentemos buscar posibles salidas, que siempre las hay.

Lo mejor que podemos hacer con alguien que, en ese momento, no ve ninguna salida, es que primero, se sienta escuchado; segundo, que se sienta comprendido y tercero, que perciba que ¡hay alternativas que no había visto con anterioridad!

Para salir de las situaciones difíciles un requisito previo es que la persona crea que hay opciones, y eso lo logrará más fácilmente desde la ilusión que desde la desesperación.

La tristeza, como la alegría, se contagia con facilidad. Pero mientras la alegría es salud para las personas, la tristeza, cuando se mantiene en el tiempo, es un debilitador que mina nuestras fuerzas y nos  provoca vulnerabilidad e inseguridad. El paso que hay desde esa tristeza prolongada a un pesimismo generalizado e irracional es muy corto.

Hay personas que son auténticos secantes, absorben la energía que hay a su alrededor, siempre se están quejando y compadeciendo, de tal forma que agotan a las personas cercanas y terminan produciendo un rechazo generalizado.

Por el contrario, hay auténticos "cascabeles", que siempre parecen estar de buen humor, que desprenden energía positiva, que contagian con su excelente ánimo y que se convierten en paradigmas de la felicidad. En ambos casos, esas personas están "acostumbradas" a vivir con su forma de ser y se resignan o disfrutan de sí mismas.

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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

Hábitos que conviene potenciar


  1. Asumir que nos podemos equivocar. Una característica del ser humano es su falibilidad, la posibilidad de equivocarse, no nos machaquemos por ello. Cuando nos equivoquemos, nos esforzaremos para extraer, como siempre, la experiencia válida, y nos animaremos a nosotros mismos.
  2. Asumir que habrá cosas que desconozcamos o no sepamos hacer. Ya decidiremos su es necesario que ampliemos nuestro aprendizaje.
  3. Animarnos a nosotros mismos cuando parezca que todo está en nuestra contra. Si al final  no conseguimos lo que pretendíamos, la realidad es que lo hemos intentado.
  4. Pensar en positivo. Así potenciaremos nuestras posibilidades y no situaremos en la mejor de las disposiciones para superar los obstáculos.
  5. Confiar en nuestras posibilidades.
  6. Aceptar que, con frecuencia, las cosas llegan o se consiguen más tarde de lo que pensábamos. Con frecuencia, el deseo no coincide en el tiempo con la realidad, pero eso no quiere decir que no pueda conseguirse, simplemente tardaremos más.
  7. Seguir confiando en nosotros después de un "aparente fracaso". Si no existieran esos  fracasos no tendríamos la posibilidad de aprender de ellos y mejorar nuestras habilidades y recursos.Si fracasamos es porque hemos actuado y eso, en sí mismo, ya no puede considerarse fracaso.
  8. Visualizarnos en positivo. Se trata de poner la mente a nuestro favor, proyectar imágenes donde nos veamos superando las dificultades.
  9. Sonriamos al máximo. Imaginémonos sonriendo ante situaciones futuras, ante dificultades que debamos afrontar, y también sonriamos en el presente, en cada momento que nos paremos a pensar. Es una forma inequívoca, y de poner nuestra mente a nuestro favor, y de crearnos defensas. Hemos de sonreír interna y externamente, durante la mayor parte del día, no como una pose sino como reflejo de nuestra satisfacción interior. Si empezamos el día sonriendo, será más fácil que lo terminemos agradablemente.
  10. Intentemos sentirnos bien cada día. No podemos vivir de lunes a viernes pensando que todo lo que podemos esperar de esos días es que ¡pasen pronto! Para lograr esto, intentemos:
  • Programar dentro de las rutinas del día, alguna actividad que nos ayude a sentirnos bien.
  • Mirar con afecto a los que nos rodean, pues la mayoría se lo merecen, y el resto ¡bastante tienen con aguantarse a sí mismos!
  • Pensar en las cosas agradables que hemos hecho, en las que nos quedan por hacer y en las que nos sorprenderán favorablemente.
  • Hacer un poco de ejercicio físico.
  • Mirarnos al espejo con complacencia, sabiendo que somos capaces de mejorar nuestra imagen. 
  • Vivir los contratiempos, las dificultades, los imprevistos, como un entrenamiento necesario que nos facilita la puesta en forma.
11. Recordemos que nuestro valor no depende sólo de los resultados que logremos, pues éstos a veces son externos y están condicionados por factores que escapan a nuestro control. EL ÉXITO NO ES SINÓNIMO DE VALÍA, A VECES ES UNA CASUALIDAD Y, EN OCASIONES, INCLUSO UNA INJUSTICIA.


Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

domingo, 2 de marzo de 2014

Autocontrol:qué hacer si estamos alterados.

Cómo recuperar el autocontrol

No es fácil controlar la ansiedad cuando el organismo ha aprendido a "tener miedo" ante determinadas situaciones. La activación del Sistema Nervioso Autónomo es automática y por mucho que queramos controlarnos racionalmente, y nos digamos que no pasa nada, poco control conseguimos.

En esos momentos nuestra mente NO FILTRA y se cree LITERALMENTE todos los pensamientos que estamos teniendo, por muy irracionales y automáticos que sean. Nuestra parte racional pasa a un segundo plano y somos presas de nuestras emociones.


Se producen en él una serie de reacciones fisiológicas:

- Aumento de frecuencia cardíaca
- Incremento de la tensión muscular
- Aumento de la ventilación pulmonar
- Sensación de ahogo o dificultad al respirar.
- Dolor de cabeza
- Molestias en el abdomen
- Sensación de mareo.
- Sudoración, etc.

Estos síntomas tratan de potenciar nuestro estado de activación corporal para que podamos enfrentarnos al evento "potencialmente amenazante".

Lo paradójico es que nuestro cerebro "no distingue" y reacciona con la misma intensidad ante situaciones reales de peligro que ante los pensamientos irracionales, que en nada se corresponden con la realidad.

¿Qué hacer? ¿Cómo desconectar ese sistema nervioso que sólo debería ponerse en marcha ante situaciones de emergencia? ¿Cómo recuperar nuestro propio control? Si aprendemos a controlar el Sistema Nervioso, aprenderemos a controlar nuestra vida.


Cuando una persona pierde los nervios de forma brusca y sorprendente por cansancio, agotamiento o un bajón emocional, no debemos empeñarnos en que la persona afectada razone. ¡Le resulta casi imposible hacerlo! Lo mejor es cargarnos de paciencia, dejar que se "desahogue", escuchar sin interrumpir, mostrarnos todo lo afectivos y cercanos que nos permita, y finalmente, tratar de llevar su mente a otro sitio.

Si intentamos que razonen en esos momentos, ¡estamos apañados! Seguramente lo que conseguiremos es que se encolericen más. Cuando alguien se siente muy mal, no es capaz de razonar; lo que quiere y necesita es quejarse, que lo escuchen, que se den cuenta de su estado de desesperación, de su mala suerte, de que ya no puede más. En esas circunstancias las personas no tienen el control sobre sí mismas.

No es bueno que nadie tome grandes decisiones en ese estado, pues correríamos el riesgo de equivocarnos. Si nos cuesta controlar nuestras emociones, no actuemos, dirijamos nuestros esfuerzos a cortar nuestro Sistema Nervioso Autónomo.

No nos dejemos llevar y actuemos de forma impulsiva ante acontecimientos que nos desbordan. Después llegan los lamentos.

DESDE NUESTRA MÁS TIERNA INFANCIA HEMOS APRENDIDO MUCHAS CONDUCTAS DE HUIDA Y EVITACIÓN (CORTAR POR LO SANO) Y MUCHAS VECES CUANDO NOS SENTIMOS MAL, LO PRIMERO QUE SE NOS OCURRE SON SOLUCIONES IRRACIONALES, LLENAS DE SUBJETIVIDAD Y PLAGADAS DE ERRORES.

Alcanzamos un buen nivel de equilibrio y madurez cuando somos capaces de racionalizar las cosas en estas situaciones difíciles, cuando no nos dejamos arrastrar por respuestas impulsivas y emocionales, cuando se termina imponiendo la calma y el sentido común.

Por tanto, aunque a veces nos cueste recuperar el equilibrio en situaciones difíciles, al menos recordemos que, hasta que no hayamos superado esos momentos, no debemos tomar ninguna situación drástica porque lo haríamos con nuestra parte irracional y tendríamos todas las posibilidades de equivocarnos. Un buen indicador que nos muestra que ya somos capaces de razonar serenamente es cuando volvemos a sonreír.

Si somos nosotros los que explotamos ante la última contrariedad, nos sentimos al borde de la desesperación, y estamos solos, lo mejor es distraer nuestra mente de los pensamientos que en ese momento la invaden. Recordemos que son nuestros pensamientos los que nos sumergen en un sufrimiento inútil y prolongado. Es el momento entonces de intervenir y "cortar" esos pensamientos destructivos. No culpemos a nadie de nuestro malestar. La felicidad está en nuestras manos, concretamente en nuestros pensamientos.

¿Qué podemos hacer para desactivar ese pensamiento problemático, que nos está haciendo perder el control? Tendremos que poner en práctica la PARADA DE PENSAMIENTO: además de decirnos ¡BASTA!, para cortar bruscamente los pensamientos que causan esas emociones tan negativas.

Fijémonos qué pensamientos tenemos antes de sentirnos mal. Seguramente son del tipo "Sólo piensa en él, así es imposible!" "Vaya familia que tengo, así es imposible!". Se trata pues, de cortar esos pensamientos cuando se está muy exaltado y después examinarlos, cuando se está más tranquilo.


Cuando estamos muy nerviosos también podemos, por ejemplo, apretarnos fuertemente las manos y entrelazarnos los dedos. ¿Qué conseguimos con esto? Impedimos la circulación normal de las manos, con lo cual el Sistema Nervioso Autónomo se desconecta de lo que estaba haciendo (por ejemplo, bloquearnos ante el examen), para tratar de solucionar el pequeño problema circulatorio que hemos creado.

A partir de ese momento, tenemos que hacer algo para evitar que los pensamientos que nos estaban provocando la ansiedad vuelvan a actuar (Lo voy a suspender. Estoy nervioso. Si suspendo me muero).

¿Qué podemos hacer? Podemos darnos AUTOINSTRUCCIONES. En el ejemplo del examen: coge el bolígrafo, respira profundamente, estira los músculos, cierra y abre los ojos varias veces, lee de nuevo la pregunta, etc.

En los casos donde sea posible, podemos tratar de centrar nuestra mente en otras actividades que impidan que de nuevo el Sistema Nervioso Autónomo se concentre en esos pensamientos que tanto le perturban.  Podemos hacer actividades físicas (salir a la calle, pasear, llamar a alguien por teléfono...) o mentales (restar de 7 en 7,  a partir de 200, decir listas de países...) Puedes ver la tele o mirar una revista, leer un libro o hacer otra cosa que te haga distraerte de los pensamientos destructores.

Cuando estamos practicando el autocontrol, hemos de tener cuidado con lo que nuestro cuerpo, a nivel físico, nos pide. Es lógico que en esos momentos no nos apetezca hacer nada y sólo deseemos que nos dejen en paz y tranquilos en nuestra casa; pero sería un error hacerlo. Justo en estas situaciones es importante que nos mantengamos activos, que salgamos de casa, que nos obliguemos a hacer algunas actividades.

Una vez que consigamos controlar nuestra ansiedad, y que sintamos que nuestro pulso es normal, respiramos tranquilamente, no tenemos presión en el pecho, podemos continuar con lo que estábamos haciendo, pero con unas órdenes muy precisas y concretas a fin de centrar nuestra atención.

Quizás se vuelva a repetir el estado de ansiedad. Entonces tendremos que volver  repetir la parada de pensamiento, tantas veces como sea necesario.

Cuando el nivel de ansiedad haya bajado, es importante que confrontemos nuestros pensamientos negativos para que veamos qué tienen de irracional y los intentemos cambiar por otros más racionales. Ver Distorsiones Cognitivas. Tendremos que crear un registro de nuestros pensamientos automáticos, destructores, y sustituirlos por otros racionales.

Quizás algunos de nuestros pensamientos correspondan con la realidad, pero entonces nos podemos preguntar ¿para qué nos sirve perder el control, sumergirnos en una pena infinita o desgarrarnos ante los que nos pasa; sobretodo cuando no tenemos control sobre las circunstancias externas? ¿Qué adelantamos machacándonos? ¿No será mejor que canalicemos nuestras energías en aquellas acciones que realmente estén en nuestro campo de actuación?

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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

Cuando no vemos la salida.....

Hay una regla clave: cuando no veas ningún camino, no sigas mirando ¡Párate! Cierra los ojos, controla tu respiración, intenta pensar en algo positivo y, cuando lo consigas, mira de nuevo y quizás puedas ver, pero si no es así, no te desesperes, ya encontrarás el camino más adelante.

En los casos extremos, en los que nos sentimos a punto de explotar, haz alguna actividad física o deportiva. En casa, podemos hacer gimnasia o bailar.

Siempre hay un camino, aunque en ese momento parezca escondido.

CUANDO PERDEMOS LA CONFIANZA EN NOSOTROS MISMOS, NUESTRA VIDA SE DESMORONA. EN ESOS MOMENTOS, RESULTA EXTREMADAMENTE DIFÍCIL REACCIONAR, PERO ES AHÍ CUANDO TENEMOS QUE LUCHAR Y NO DEJARNOS LLEVAR POR LA APATÍA.


Si padecemos en primera persona esta situación, y llevamos varios meses bloqueados, incapaces de encontrar la salida, pongámonos en manos de un especialista, y no quememos innecesariamente a los que nos rodean y nos quieren.

Si por lo que sea no acudimos a un especialista, no cometamos estos errores:
  • Dejar de salir con nuestros amigos.
  • Dejar de hacer actividades que nos gustan: ir al cine. pasear, hacer deporte, leer, viajar...
  • Empeñarnos en cambiar de trabajo.
  • Abandonar nuestra casa.
  • Asociarnos económicamente
  • Actuar de forma impulsiva a la hora de tomar decisiones.

Desde fuera, lo mejor que podemos hacer con las personas que están en esa situación es mostrar nuestra confianza en sus posibilidades pero también nuestra determinación, para que no abandonen y tiran la toalla. Da buen resultado obligarles a salir de su escondite, que vuelvan a quedar con amigos, a hacer deportes, a realizar tareas, a darles pequeñas obligaciones...; en definitiva a conectarlos otra vez con el mundo.

Lo mejor que podemos hacer con alguien que, en ese momento, no ve ninguna salida, es que primero, se sienta escuchado; segundo, que se sienta comprendido y tercero, que perciba que ¡hay alternativas que no había visto con anterioridad!

Para salir de las situaciones difíciles un requisito previo es que la persona crea que hay opciones, y eso lo logrará más fácilmente desde la ilusión que desde la desesperación.

No cometamos los errores más frecuentes:
  • Desconectar cuando las personas nos hablan. Es mejor evitar el contacto con esas persona antes que estar de "estatua".
  • Darles las razón y dejarnos llevar por el pesimismo y la irracionalidad que sienten. Si lo hacemos, sólo conseguiremos reforzar sus pensamientos irracionales.
  • Acudir ante cualquier alarma o queja por su parte. De esa forma, fomentaremos su tiranía.
  • Apoyarlos cuando nos hablan mal de otros amigos o personas.
  • Ceder a sus chantajes. "Estás mal por lo que haces, no por lo que los demás hacen o dejan de hacer."
  • Fomentar su creencia en que la solución está en lo que hagan los demás o en acontecimientos externos. La verdadera solución está en uno mismo, en esos pensamientos que continuamente se dicen y que les impiden ver con un mínimo de claridad.
Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

Reglas básicas para salir de la crisis


  1. Esforzarnos en controlar nuestros pensamientos catastrofistas. Si nos resulta muy difícil este control, siempre podemos intentar distraernos con otros pensamientos más positivos, o podremos traer nuestra mente a situaciones pasadas o futuras que nos hagan sentirnos bien.
  2. Cortar los pensamientos que nos indiquen que no hay salida y forzarnos a tomar distancia dela situación. De nuevo, si tenemos dificultades para lograrlo, podemos darnos autoinstrucciones continuas y precisas.
  3. Emplear la observación como método que nos permitirá tomar la suficiente distancia, recuperar la objetividad y analizar nuestras auténticas opciones. En lugar de centrarnos en lo que estamos sintiendo, encaminaremos nuestros esfuerzos a describir cómo están actuando los otros, cómo se muestran, cómo esperan que reaccionemos nosotros, cómo se extrañan de nuestro aparente control.
  4. Reforzarnos en momentos de crisis. Es decir, en lugar de centrarnos en las dificultades y hundirnos por la situación, animarnos sin parar en esos momentos, decirnos a nosotros mismos que seremos capaces de salir de la crisis, mostrarnos seguros de nuestras posibilidades, creer en nuestro potencial y saber que, si miramos bien, esos difíciles momentos esconden nuevas oportunidades.
  5. Mostrarnos "seguros" ante los demás. Verbalizar nuestra confianza en nosotros mismos, ordenar a nuestro cerebro que "nos siga" y no se entretenga con pensamientos catastrofistas, que sólo le conducen a sufrimientos inútiles. Para ello, aunque nos cueste, nos forzaremos a decir incluso lo que aún no sentimos, por ejemplo, "Seguro que voy a salir de esta crisis, puedo lograrlo, me sentiré muy satisfecho por mi actuación, sabré encontrar las consecuencias positivas..."
  6. En lugar de compadecernos a nosotros mismos, nos animaremos por las nuevas opciones que se nos han presentado.
  7. Recordar que otros difíciles momentos vinieron acompañados de enseñanzas muy útiles.
  8. Premiaros en estas circunstancias,  haced aquello que os gusta (pasear, bailar, hablar con personas positivas, tomar el aire...), recuperaros del esfuerzo realizado para seguir superando lo que aún quede por venir.
Es normal que en momentos de crisis nos sintamos sin fuerzas para nada, incluso que no nos apetezca lo que habitualmente nos causa bienestar, pero, aunque nos dé pereza hacer las cosas que normalmente nos gustan, ¡tenemos que forzarnos y hacerlas! Al final, nuestra mente nos lo agradecerá ye empezará a actuar en nuestro favor. Una vez dado este paso, nos será más sencillo ver las oportunidades y las salidas.

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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

sábado, 1 de marzo de 2014

El sufrimiento inútil en el amor

Muchas veces hemos escuchado que ¡la vida sin amor no merece la pena ser vivida! ¡Cuidado! ¡No confundamos conceptos! ¡No reduzcamos el amor al enamoramiento de otra persona!

Muchas personas piensan que su felicidad está en manos de los demás porque dependen de su amor para sentirse bien. Esto es erróneo, aunque está muy extendido.

Si pedimos muestras constantes de afecto y de amor incondicional a nuestra pareja , si nos mostramos inseguros de nuestra relación y nos llenamos con ideas irracionales de que nos va a dejar, la profecía se puede cumplir, ya que nuestra pareja se puede llegar a cansarse con tantas demandas de pruebas de amor.

Si tenemos una relación de pareja que nos satisface, disfrutémosla y no la echemos a perder con pensamientos irracionales de que tanto bienestar no es posible, de que el amor tiene que estar unido al sufrimiento.

NO TENEMOS POR QUÉ TENER MIEDO AL DOLOR, INCLUSO AL SUFRIMIENTO CUANDO ES INEVITABLE; PORQUE ESE DOLOR Y ESE SUFRIMIENTO SERÁN PASAJEROS; LO QUE NO PODEMOS PENSAR ES QUE AMOR Y SUFRIMIENTO VAN INDEFECTIBLEMENTE UNIDOS. SERÁ NORMAL QUE EN ALGÚN MOMENTO DE NUESTRA VIDA AMOROSA SINTAMOS DOLOR, Y NOS PREPAREMOS PARA SUPERARLO Y VIVIRLO CON NATURALIDAD Y MADUREZ.

A veces las relaciones acaban terminándose. No tiene sentido pulverizarlas con  nuestros pensamientos y con nuestras exigencias; las relaciones tienen un comienzo y un desarrollo, lo mejor que podemos hacer  es entrenarnos para vivirlas en las mejores condiciones para favorecerlas, no para machacarlas.

Cuando dejamos a nuestra pareja la posibilidad de respirar y elegir libremente, nos libramos de nuestra  angustia e inseguridad y actuamos de forma más racional, la relación mejorará. Recordemos que la persona que no se siente libre en su relación tarde o temprano termina ahogándose, por lo que inevitablemente busca el oxígeno que le permita seguir viviendo.

SIN DUDA, PARA APRENDER A AMAR HAREMOS BIEN EN ENTRENARNOS PRIMERO EN AMARNOS A NOSOTROS MISMOS PUES, DE LO CONTRARIO, DIFÍCILMENTE PODREMOS AMAR A LOS QUE NOS RODEAN Y NUNCA, NUNCA SERÍAMOS DUEÑOS DE NUESTRA FELICIDAD, YA QUE LA HABRÍAMOS PUESTO EN MANOS DE OTROS.

No por causalidad, cuando nos apreciamos y nos queremos de verdad a nosotros mismos, resultamos más atractivos para los que nos conocen. Por otra parte, si nos entrenamos en buscar cosas aceptables en los que nos rodean, pronto descubriremos que muchas personas poseen cualidades que nos ayudan a sentirnos bien a su lado y nos hacen valorarlas como merecen.

En definitiva, ni hay que pagar peaje en el amor ni la vida se termina cuando se acaba el amor. Si situamos el amor como algo externo a nosotros mismos, sentir amor dependerá de que otras personas nos lo proporcionen. Esto nos ocasiona un sentimiento de invalidez; la felicidad no nos pertenece.

La vida no se termina cuando se termina un amor. La vida se termina cuando nos negamos a sentir, a ver, a escuchar, a razonar, cuando nos negamos a controlar nuestros pensamientos  y nos forzamos a no creer en nosotros mismos. La vida llega realmente después de ese amor-desamor, pues esa experiencia  nos ha permitido aprender a vivir, a conocernos mejor, a protegernos adecuadamente, a ser más racionales.

El amor no es sinónimo de felicidad y sufrimiento. La vida no se termina cuando se acaba un amor. ¡No reneguemos del amor , pero no suframos inútilmente en su nombre!


Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

Deje de darle vueltas. No se machaque.

El sufrimiento inútil provoca un desgaste exagerado a nivel físico, una irritabilidad creciente a nivel psíquico y un desplome enorme de nuestro control emocional.

Si nos pasamos tres horas dándole vueltas a algo que nos hace sufrir, es como si hubiéramos estado tres horas corriendo sin parar. Entonces nos sentimos cansados, aunque no nos hayamos movido de una silla, apáticos, decaídos y tristes, aunque estemos rodeados de personas que nos quieren.

Cuando sufrimos inútilmente, bajamos al mínimo nuestro rendimiento intelectual, se entorpece nuestro rendimiento y podemos entrar en estados predepresivos.

Sólo hay un sufrimiento positivo: el que te hace reaccionar pronto y facilita que aprendas de la situación vivida. Nuestros esfuerzos se tendrían que encaminar a extraer las enseñanzas positivas de tal forma que esa experiencia será válida en la medida que intentemos corregir nuestros pensamientos y / o actuaciones concretas, en situaciones similares que se den en el futuro.


¿Nos ayuda el que suframos antes, durante y después de un examen? ¿Resulta que útil que nos disparemos antes de una entrevista de trabajo?

Si nos machacamos de forma absurda con los desengaños o desilusiones que hayamos tenido, nos hundiremos más. Es contraproducente que nos pasemos horas y horas, a veces  días y días "dándole vueltas".

Fijémonos en las personas que nos provocan más simpatía. ¿Son las que sufren por todo o , por el contrario, las que afrontan la vida con alegría, que se muestran positivos ante las dificultades?

No siempre que le damos vueltas a un hecho estamos aprendiendo de él, a veces justamente hacemos lo contrario, y sólo conseguimos ¡hundirnos y condicionarnos negativamente para cometer los mismos errores!

Recriminarnos y traer a la memoria hechos pasados en los que actuamos de forma poco "hábil", sólo nos traerá inseguridad e insatisfacción. Traer de forma punitiva o recriminatoria a la memoria esos sucesos favorece la repetición de los mismos errores en situaciones futuras.

No tiene sentido sufrir por aquello que no tiene solución. Nuestros esfuerzos se han de encaminar a salir y recuperar esas situación; para ello, nuestros pensamientos los pondremos a favor de nuestra causa, no en contra. Cuando nos equivoquemos, nos esforzaremos, por extraer, como siempre, la experiencia válida.

Si no cesamos de compadecernos y de repetir constantemente lo que hemos sufrido, si nos recreamos en nuestros pensamientos negativos sólo traeremos dolor y oscuridad a nuestra vida. Tenemos que intentar lo contrario, "detener la hemorragia".

Los acontecimientos no dependen de nosotros, pero siempre será más fácil abordarlos si nuestra energía se encamina a superar las dificultades y no a agrandarlas; si buscamos continuamente el bienestar, lo positivo de cada situación, y no nos machacamos nuestros ánimos castigándonos inútilmente.

Los problemas no se solucionan únicamente pensando en ellos y dándoles vueltas y vueltas; se solucionan cogiendo distancia, analizándolos con objetividad (y para ello hemos de encontrarnos bien, física y anímicamente) y, además, enfocándolos con cierto humor y una actitud positiva, que no tiene por qué estar reñida con una actitud realista.


Los pensamientos destructivos pueden ser los causante de que un hecho del pasado nos cause dolor cada vez que pensamos en él. NO TIENE NADA DE SANO, NI DE SALUDABLE QUE, AL CABO DE LOS AÑOS, NOS ESTEMOS MACHANDO CON ALGO QUE, POR MUCHAS VUELTAS QUE LE DEMOS, NO PODEMOS CONSEGUIR QUE NO HUBIERA OCURRIDO.

Lo que sí que podemos hacer es ACTUAR, controlando esos pensamientos y haciéndolos más racionales, pero si aún así, pensamos que debemos, en alguna medida, reparar lo que hicimos, podemos, por ejemplo, intentar hablar con ese amigo y preguntarle si se acuerda de aquella situación , le pediremos disculpas y le diremos que, honestamente,no sabe la cantidad de veces que nos hemos arrepentido de ello. Eso sí,habla desde el contexto del buen humor, pues, de lo contrario, nuestro amigo se extrañará y hasta se asustará pensando ¿Cómo es posible que nos machaquemos de esta forma?

Si no consiguiéramos contactar con nuestro amigo, daremos el tema por zanjado e intentaremos poner a trabajar nuestra mente en aquellas cosas que dependan de nosotros.

RECORDEMOS QUE, COMO HUMANOS, NOS EQUIVOCAMOS Y NOS SEGUIREMOS EQUIVOCANDO, Y UNA PARTE DE NUESTRA MADUREZ CONSISTIRÁ EN APRENDER DE NUESTRAS EQUIVOCACIONES PASADAS Y PONER LOS MEDIOS PARA QUE ÉSTAS NO VUELVAN A SUCEDER O SE REPITAN EN EL FUTURO.

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Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para aprender a vivir de una manera positiva. Autora: María Jesús Álava Reyes. Ed. La Esfera de los Libros.

La felicidad está en nuestras manos

Si nuestros sentimientos están condicionados por nuestros pensamientos, dirigiremos nuestros esfuerzos y energías a ser dueños de nuestros pensamientos, de esta forma lograremos vivir la felicidad.

Cuando nos sintamos felices...¡perfecto!, pero cuando no sintamos tristes, desolados, vacíos o desesperanzados, recordemos que nuestros pensamientos nos están traicionando y nos sumergen en un sufrimiento inútil y prologando. Es el momento de intervenir y cortar.

Cuando nos sintamos muy enfadados, molestos o desengañados con algo o alguien de nuestro entorno, no pensemos que son responsables de nuestro malestar. Es difícil no caer en la tentación de echar las culpas de lo que nos pasa al resto de la humanidad, pero es un error hacerlo, la felicidad está en nuestras manos, en nuestros pensamientos.

Inicio La Inutilidad del Sufrimiento

Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.