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lunes, 3 de marzo de 2014

Hábitos que conviene potenciar


  1. Asumir que nos podemos equivocar. Una característica del ser humano es su falibilidad, la posibilidad de equivocarse, no nos machaquemos por ello. Cuando nos equivoquemos, nos esforzaremos para extraer, como siempre, la experiencia válida, y nos animaremos a nosotros mismos.
  2. Asumir que habrá cosas que desconozcamos o no sepamos hacer. Ya decidiremos su es necesario que ampliemos nuestro aprendizaje.
  3. Animarnos a nosotros mismos cuando parezca que todo está en nuestra contra. Si al final  no conseguimos lo que pretendíamos, la realidad es que lo hemos intentado.
  4. Pensar en positivo. Así potenciaremos nuestras posibilidades y no situaremos en la mejor de las disposiciones para superar los obstáculos.
  5. Confiar en nuestras posibilidades.
  6. Aceptar que, con frecuencia, las cosas llegan o se consiguen más tarde de lo que pensábamos. Con frecuencia, el deseo no coincide en el tiempo con la realidad, pero eso no quiere decir que no pueda conseguirse, simplemente tardaremos más.
  7. Seguir confiando en nosotros después de un "aparente fracaso". Si no existieran esos  fracasos no tendríamos la posibilidad de aprender de ellos y mejorar nuestras habilidades y recursos.Si fracasamos es porque hemos actuado y eso, en sí mismo, ya no puede considerarse fracaso.
  8. Visualizarnos en positivo. Se trata de poner la mente a nuestro favor, proyectar imágenes donde nos veamos superando las dificultades.
  9. Sonriamos al máximo. Imaginémonos sonriendo ante situaciones futuras, ante dificultades que debamos afrontar, y también sonriamos en el presente, en cada momento que nos paremos a pensar. Es una forma inequívoca, y de poner nuestra mente a nuestro favor, y de crearnos defensas. Hemos de sonreír interna y externamente, durante la mayor parte del día, no como una pose sino como reflejo de nuestra satisfacción interior. Si empezamos el día sonriendo, será más fácil que lo terminemos agradablemente.
  10. Intentemos sentirnos bien cada día. No podemos vivir de lunes a viernes pensando que todo lo que podemos esperar de esos días es que ¡pasen pronto! Para lograr esto, intentemos:
  • Programar dentro de las rutinas del día, alguna actividad que nos ayude a sentirnos bien.
  • Mirar con afecto a los que nos rodean, pues la mayoría se lo merecen, y el resto ¡bastante tienen con aguantarse a sí mismos!
  • Pensar en las cosas agradables que hemos hecho, en las que nos quedan por hacer y en las que nos sorprenderán favorablemente.
  • Hacer un poco de ejercicio físico.
  • Mirarnos al espejo con complacencia, sabiendo que somos capaces de mejorar nuestra imagen. 
  • Vivir los contratiempos, las dificultades, los imprevistos, como un entrenamiento necesario que nos facilita la puesta en forma.
11. Recordemos que nuestro valor no depende sólo de los resultados que logremos, pues éstos a veces son externos y están condicionados por factores que escapan a nuestro control. EL ÉXITO NO ES SINÓNIMO DE VALÍA, A VECES ES UNA CASUALIDAD Y, EN OCASIONES, INCLUSO UNA INJUSTICIA.


Fuente: La Inutilidad del Sufrimiento. Claves para Aprender a Vivir de Manera Positiva. María Jesús Álava Reyes.

viernes, 30 de agosto de 2013

La trampa de "siempre hay que tener un plan"


Puede que tengas planeado lo que harás a los 25, 30, 40, 50 o 70 años y entonces simplemente consultas tu agenda para ver dónde deberías estar, en vez de tomar una decisión cada día y creer lo suficientemente en ti mismo para poder cambiar tus planes.

La seguridad, el proyecto final es para los cadáveres. La seguridad quiere decir saber lo que va a pasar: nada de riesgos, nada de excitaciones, nada de desafíos. La seguridad significa nada de crecimiento y nada de crecimiento significa la muerte.

El fracaso no existe, es simplemente la opinión que alguien tiene sobre cómo se deberían hacer ciertas cosas. Cuando te convenzas de que no hay ningún acto que deba hacerse de una manera específica, según el criterio de otras personas, entonces el fracaso será imposible.
Si fallas en la ejecución de una tarea dada (según tus reglas y medidas), no has de igualar fracaso tarea con tu valor como persona.

El no triunfar en algo que trataste de hacer no implica tu fracaso como persona. Se trata simplemente de no haber logrado el éxito en esa tarea específica y en ese momento presente.

Los gatos persiguen a los ratones: si les falla uno, simplemente se van detrás de otro. No se quedan echados quejándose porque uno se les escapó; ni tienen un colapso nervioso porque fracasaron: ¿Por qué no aplicas la misma lógica a tu propio comportamiento?

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Huye de la perfección


En la gran mayoría de las actividades, tener que hacerlo lo mejor posible, o incluso, tener que hacerlo bien, significa poner un verdadero obstáculo a la mera posibilidad de hacer. No dejes que el perfeccionismo te deje a un lado evitando que tomes partes en actividades que te puedan resultar placenteras. Trata de cambiar “Hazlo lo mejor que puedas” por simplemente “hazlo”. Perfección quiere decir inmovilidad. Si tienes cánones de perfección para ti mismo, nunca tratarás de hacer nada.

Si tienes hijos, no cultives su parálisis y su resentimiento insistiendo que hagan lo más que puedan. Si una actividad les gusta, trata de estimularles para que se esfuercen más en esos campos, pero en las otras actividades el hacer es más importante que el triunfar. Estimúlales para que practiquen el esquí, o canten, o dibujen o bailen o lo que sea, porque quieren hacerlo, y que no eviten algo porque quizá no lo hagan tan bien.

A nadie se le debería enseñar a ser competitivo, a tratar siquiera de hacerlo bien. Los niños aprenden fácilmente el mensaje de confundir su propio valor con sus fracasos, y por ello empiezan a evitar actividades en las que no logran sobresalir.

El fracaso puede ser productivo. Puede servir de incentivo al trabajo y la exploración. Sin fracasos no podemos aprender nada. Tenemos la tendencia a esquivar todas las experiencias que pueden acabar en fracasos.

El miedo al fracaso es parte importante del miedo a lo desconocido, y miedo a la desaprobación por no haber hecho algo lo mejor posible.

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