viernes, 30 de agosto de 2013

Huye de la perfección


En la gran mayoría de las actividades, tener que hacerlo lo mejor posible, o incluso, tener que hacerlo bien, significa poner un verdadero obstáculo a la mera posibilidad de hacer. No dejes que el perfeccionismo te deje a un lado evitando que tomes partes en actividades que te puedan resultar placenteras. Trata de cambiar “Hazlo lo mejor que puedas” por simplemente “hazlo”. Perfección quiere decir inmovilidad. Si tienes cánones de perfección para ti mismo, nunca tratarás de hacer nada.

Si tienes hijos, no cultives su parálisis y su resentimiento insistiendo que hagan lo más que puedan. Si una actividad les gusta, trata de estimularles para que se esfuercen más en esos campos, pero en las otras actividades el hacer es más importante que el triunfar. Estimúlales para que practiquen el esquí, o canten, o dibujen o bailen o lo que sea, porque quieren hacerlo, y que no eviten algo porque quizá no lo hagan tan bien.

A nadie se le debería enseñar a ser competitivo, a tratar siquiera de hacerlo bien. Los niños aprenden fácilmente el mensaje de confundir su propio valor con sus fracasos, y por ello empiezan a evitar actividades en las que no logran sobresalir.

El fracaso puede ser productivo. Puede servir de incentivo al trabajo y la exploración. Sin fracasos no podemos aprender nada. Tenemos la tendencia a esquivar todas las experiencias que pueden acabar en fracasos.

El miedo al fracaso es parte importante del miedo a lo desconocido, y miedo a la desaprobación por no haber hecho algo lo mejor posible.

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Para saber más sobre este tema, sigue leyendo en Tus Zonas Erróneas.

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