viernes, 30 de agosto de 2013

Deja de lamentarte, actúa.


  • La gente que funciona plenamente no protesta jamás: la felicidad implica no protestar por lo que no tiene remedio o por lo que no hay nada que hacer. Si ves que los otros te pueden ayudar de alguna manera, por más pequeña que sea, comunícales que no te no te sientes bien. Pero si los demás no pueden hacer nada por ti, entonces no protestes.
  • La protesta y la queja son el refugio de la gente que desconfía de sí misma. Contarle a los demás las cosas que no te gustan de ti mismo contribuyes a que tú sigas insatisfecho, pues lo único que ellos no pueden hacer es negarlas, y entonces, tú no les crees.
  • La lamentación de uno mismo es una actividad inútil que impide que vivas tu vida en forma positiva. Te impulsa a tenerte pena de ti mismo e inmoviliza tus esfuerzos para dar y recibir amor. Mas aún, disminuye tus posibilidades de mejorar tus relaciones afectivas y aumentar tus relaciones sociales. Si auténticamente te amas a ti mismo, entonces las quejas a los demás, que no pueden hacer nada por ti, se convierten en una actividad imposible de defender o justificar.. Y si encuentras en ti mismo (y en los demás) cosas que te disgusten, en vez de quejarte puedes empezar a hacer inmediatamente a hacer lo necesario para corregir esa situación.
  • Lamentarse ante los demás es un acto inútil, aceptar que los demás abusen de ti cargándote con sus fardos llenos de problemas tampoco ayuda a nadie.
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Para saber más sobre este tema, ver el menú de Agosto 2013, Tus Zonas Erróneas.

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