viernes, 1 de noviembre de 2013

Controlar la ira




  •  Cada vez que se note que se está enfadando, permanezca en silencio hasta recuperar la calma.
  • Escriba su principal razón para actuar con tranquilidad: no me afectará a mi sistema nervioso, a mi salud mental, los demás no contraatacarán.
  • Adelántese a las provocaciones. Piense que durante esas 24 h ocurrirán cosas que le alterarán. Escriba cuatro cosas que podrían alterar su compromiso. 
Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns

¿Quién le provoca la irritación?



Es natural creer que los sucesos externos le están molestando, las acciones estúpidas y egocéntricas de los demás le producen irritación.

Cuando piensa así, se está engañando a sí mismo porque en realidad las otras personas no pueden provocarle irritación. La amarga verdad es que usted es el que genera toda la rabia que experimenta.

La irritación, como todas las emociones, es la consecuencia directa de sus cogniciones. Sus sentimientos son el resultado del significado que le atribuye al hecho, NO del hecho en sí.

Los sentimientos que experimentamos con respecto a los acontecimientos negativos son generados por las interpretaciones que nosotros les damos.

La ira puede ser un cuchillo de doble filo. Las consecuencias de un estallido impulsivo casi siempre acabarán volviéndose en su contra. Aun cuando sea objeto de un verdadero agravio, puede que no le convenga irritarse por eso.  El dolor y el sufrimiento que se inflige a sí mismo al sentirse ultrajado pueden ser mucho más fuertes que el impacto del insulto original.

En muchos casos su irritación es la consecuencia de sutiles distorsiones cognitivas. Como sucede en el caso de la depresión, muchas de sus percepciones son retorcidas, unilaterales o simplemente erróneas. Al aprender a reemplazar estos sentimientos distorsionados por otros más realistas y funcionales, se sentirá menos irritable y logrará un mayor autocontrol.


Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns

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Coste físico y emocional de la ira

El Precio fisiológico de la ira crónica

Un brote ocasional y moderado de ira no supone ningún incoveniente. No provoca un daño duradero. En cambio, la ira crónica y sostenida puede suponer un problema serio. Al mantener el cuerpo en un estado constante de emergencia, la ira crónica puede provocar hipertensión, enfermedades cardíacas y aumento de la mortalidad por todo tipo de causas. 

Está demostrado científicamente que la ira crónica reprimida aumenta el riesgo de hipertensión. Igualmente, las personas con tendencia a mostrar más hostilidad y actuar con más agresividad hacia los demás (ira hacia el exterior) también presentan una presión sanguínea más elevada de lo normal.


Por tanto, es la propia ira la que resulta dañina, no la decisión de expresarla o callarla

Costes emocionales e interpersonales de la ira y la hostilidad

Las consecuencias pueden tratarse de un sentimiento de soledad por una amistad perdida o de la sensación de aislamiento en el trabajo porque los colegas evitan el contacto, o de la falta de intimidad en las relaciones personales cuando la pareja se pone a la defensiva.

En diversos estudios se ha comprobado que el 45% de hombres víctimas de la ira habían vivido una relación rota o dañada durante el año anterior. Los individuos coléricos sufren alteraciones significativas en el trabajo o en el rendimiento escolar, y que las personas con un elevado nivel de ira beben más alcohol y se emborrachan con más frecuencia.




Además, está demostrado que hay una clara relación entre la ira y los niveles de conflictividad en la familia y los matrimonios.




Diversos estudios han hallado una significativa relación entre hostilidad y soledad. Las personas coléricas terminan sintiéndose dolorosamente apartadas. Tienen expectativas irreales y excesivamente exigentes hacia los demás.  


Evaluar el coste de la ira – Ficha de trabajo

Escriba una breve descripción sobre la influencia de la ira en cada punto planteado. Ponga un asterisco junto el número de cada enunciado que considere una razón crucial para aprender a controlar la ira. 
  1. Cómo ha influido la ira en mis relaciones laborales .
  2. Cómo ha influido la ira en las relaciones con la familia.
  3. Cómo ha influido la ira en mi matrimonio o en mis relaciones de pareja. 
  4. Cómo ha influido la ira en mis hijos. 
  5. Cómo ha influido la ira en mis amigos. 
  6. Cómo ha dañado la ira a personas que no son familiares ni amigos. 
  7. Cómo ha influido al ira en mi salud y bienestar físico. 
  8. Cómo me he puesto en peligro a causa de la ira (conducción temeraria, enfrentamientos físicos, hacerme daño por golpear cosas, problemas legales, etc). 
  9. Cómo ha influido la ira en mi economía (incluir cosas rotas o dañadas) 
  10. Cómo me ha influido la ira espiritualmente (incluyendo las conductas que van contra mi código ético) 
Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns

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Qué hacer cuando nos enfadamos


  • Lo primero, y lo más importante es PARAR. No haga ni diga nada. No actúe bajo la influencia de la rabia. Es sólo una emoción. A pesar de que es intesa, puede sentirla sin expresarla mediante un comportamiento.
  • Intente distanciarse del sentimiento y trate de etiquetarlo. Note su fuerza, tome conciencia de cómo lo empuja hacia una determinada acción. Acéptelo. La ira no es inherentemente negativa. Es sólo una señal de dolor. El problema surge cuando usted actúa empujado por ella con la intención de herir a los demás o a sí mismo.

  • No trate de alejar el sentimiento, pero tampoco se aferre a él. El sentimiento crecerá como una ola: crecerá, formará una cresta y después empezará a retroceder. Deje que surja y se marche. Experimente cómo crece y disminuye, como si fuese usted un científico observando un fenómeno interesante. Procure no hacer nada que pueda aumentar su iraNo se recree en lo injusto de la situación. 


  • No reviva los errores que el causante de la ofensa pudo cometer en el pasado. No repase mentalmente los hechos que han provocado su ira. Limítese a percibir y a aceptar el sentimiento, y note cómo disminuye gradualmente.
Haga lo contrario de lo que le indican sus sentimientos
Uno de los modos más rápidos de cambiar un sentimiento doloroso consiste en actuar según lo haríamos si sintiéramos lo contrario (!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!)
  • Sonría en lugar de fruncir el ceño. (!!!!!!!) El mero hecho de sonreír cuando se está enfadado tiende a eliminar la intensidad de los sentimientos negativos.


  • Hable con suavidad, no a gritos. Exagérelo. Utilice un tono de voz más bajo y suave de lo normal; intente que resulte reconfortante.
  • Relájese en lugar de tensarse. Deje sueltos los brazos. Inspire. Apóyese en alguna superficie de manera informal o siéntese con las piernas cómodamente cruzadas. Adopte un aspecto relajado, aunque no se sienta así.

  • Retírese en lugar de atacar. Es posible que desee tener razón ante el contrario, que quiera zarandearlo (emocionalmente). En lugar de eso, aparte la mirada o márchese.No haga comentarios sobre la situación de provocación. Resérvelos para otra ocasión.Si no lo hace, acabará explotando en ese momento.

  • Identifíquese con el otro en lugar de juzgarloDiga algunas palabras de apoyo, como por ejemplo: Esta situación es difícil para ti o Entiendo que estés preocupado. No pasa nada si no se identifica con su interlocutor y las palabras parecen falsas. Es posible que sienta un gran deseo de ignorar a la otra persona pero compórtese como si apreciase su punto de vista. (!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!) ESTO ES HIPOCRESÍA (comentario propio)
Has estrellado el coche contra la puerta del garaje? (apretando los dientes) Cuando se tiene prisa es fácil perder el control.
Has suspendido el examen? (se forma un nudo en el estómago) Probablemente estabas distraído, pero todavía estás a tiempo de solucionarlo.

Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns
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Los beneficios de la ira

  1. La ira reduce el estrés. El estrés provoca una respuesta fisiológica: la tensión. La ira alivia la tensión, pero sólo temporalmente. Inmediatamente después de una explosión de ira muchas personas tienen una extraña relajación, como si se hubieses quitado un peso de encima. Sin embargo, la tensión no tarda en reaparecer.
Además, los estudios demuestran que la ira provoca más ira. Cada vez que se deja llevar por la ira para enfrentarse al estrés, el siguiente arranque se produce con mayor facilidad y es más violento (y más difícil de controlar).

Expresar la ira no sólo la aumenta, sino también la de los que le rodean. Al sentirse heridos, se ponen a la defensiva y contraatacan. Se endurecen, de manera que les importa menos sus necesidades y sentimientos.
  1. La ira oculta un dolor emocional. Es una buena defensa contra el miedo, la pérdida, la culpa, la vergüenza y los sentimientos de rechazo o fracaso. Encubre las emociones dolorosas y bloquea los sentimientos.
Además, la depresión empeora porque la ira aleja a los demás y nos quedamos solos. Entonces tenemos que aumentar más nuestra ira para bloquear esos niveles más elevados de culpa o tristeza.

El problema con el uso de la ira como defensa es que se convierte en una costumbre. El reflejo de la ira se dispara ante la menor crítica o el más mínimo motivo de ansiedad. Pongamos que está usted un poco preocupado mientras calcula las facturas. Es mucho más fácil estallar porque su pareja ha comprado una cafetera exprés.

3 .   La ira capta la atención de los demásEn ocasiones parece que nadie lo escucha si no habla usted a gritos. La ira atrae la atención de los demás. Se alarman, y e ocasiones, intentan calmarle. Sin embargo, el beneficio inmediato tiene consecuencias negativas a largo plazoEn primer lugar, un cierto porcentaje de personas no responden a la ira con atención. Se ponen inmediatamente a la defensiva y dejan de prestar atención. Empiezan a evitarle o, lo que es peor, se ponen en su contra.

Los que le prestaban atención por su ataque de ira, se habituarán a ella, dejarán de alarmarse por sus arranques y mostrarán disgusto. En lugar de escucharle, mostrarán resentimiento y se encerrarán en sí mismos.

4. La ira puede servir como castigo y venganza. Alguien le decepciona profundamente. En su interior siente una enorme oleada de rabia. Quiere castigarle y darle una lección: desea que sufra tanto como usted. Ansía tener la oportunidad de devolverle el daño.

El problema es que, cada vez que actúa llevado por esos impulsos, se gana enemigos y éstos suelen ser las personas que más quiere y necesita. Naturalmente sus enemigos desean castigarle.El mundo se convierte en escenario de enfrentamientos encarnizados.


5. La ira le ayuda a cambiar a los demás. En las familias disfuncionales se aprende a utilizar la ira para extorsionar a los demás. Se amenaza con explosiones de rabia, o con el temor a esas explosiones, para que los otros respondan a nuestras exigencias.

Por supuesto, a largo plazo, esas personas se alejan de usted. Les duele verse controladas por el miedo.


Al asignar la responsabilidad a otra persona de cambiar una situación dolorosa, está emprendiendo el resbaladizo camino de descenso hacia la indefensión y la depresión. Deja a los demás a cargo de su dolor y su vida.

Ejercicio: piense en cómo ha utilizado usted la ira (puntos 1 a 5 de arriba) con amigos, hijos, familia, compañeros de trabajo, el jefe, contra los objetos, con otras personas. etc, dé ejemplos y diga qué pasó con su ira, si aumentó o no.

Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns




Pensamientos desencadenantes de la ira

Imagínese una escena que le hace enfadar con diferentes pensamientos. Los pensamientos que etiquetan a los demás de egoístas o desconsiderados, que culpan a otros de nuestro malestar, tienden a desencadenar sentimientos de enfado.  

Los pensamientos desencadenantes ejercen una gran influencia en su ira. Además, también pueden provocar ansiedad y tristeza. Normalmente tendemos a ver los hechos como la causa de todos nuestros sentimientos. Sin embargo, entre el hecho y la emoción se encuentra el córtex prefrontal, el lugar del cerebro en el que interpretamos las experiencias. No reaccionamos ante la realidad que ocurre, sino a las conclusiones que extraemos y las suposiciones que hacemosLo hacemos continuamente: suponer los motivos y los sentimientos de los demás (por lo general, de manera equivocada) y enfadarnos por ello.

El problema es que las conclusiones distorsionadas suelen desencadenar importantes reacciones de ira, y no tenemos ni idea de lo alejadas que quedan de la realidad. Es muy importante que, mientras trabaje para mejorar su control de la ira, separe los pensamientos de los hechos objetivos de la situación. La exageración y el etiquetado negativo son dos importantes fuentes de ira.

Identificar los pensamientos desencadenantes
Éstos son los componentes básicos de la mayoría de los pensamientos desencadenantes:
  1. Percepción de que ha sido usted dañado y victimizado.
  2. Creencia de que la persona provocadora le ha hecho daño deliberadamente.
  3. Creencia de que la persona provocadora está equivocada al hacerle daño, y que debería haberse comportado de otro modo.
Ejemplo:
¿Por qué al llegar a casa agotada del trabajo tengo que hacer la compra, limpiar y cocinar sin que nadie me ayude?
Daño: exceso de trabajo, agotamiento
Deliberadamente: se da por sentado que la persona provocadora decide no ayudar, contribuyendo así al agotamiento.
Equivocación / deberías : implicación de que la ausencia de ayuda es injusta.

Las personas rara vez cambiamos

Los pensamientos desencadenantes tienen una implicación más: la persona provocadora no es sólo la causante de su dolor, sino que además debe cambiar para ponerle fin. Es la responsable del daño y tiene que repararlo.

Esto produce indefensión. El dolor que ha experimentado escapa a su control. Alguien se lo ha provocado y usted no se sentirá mejor hasta que el otro se dé cuenta de ello y cambie su comportamiento. Sin embargo, como usted ya sabe, las personas rara vez cambiamos. Seguimos comportándonos del modo habitual. El sentimiento de indefensión le hace sentir peor, más enfadado y más frustrado ante el hecho de que la persona provocadora no cambie.


Para romper este círculo es preciso que asuma la responsabilidad de cambiar lo que le resulta doloroso y no esperar a que la otra persona lo haga.


Por ejemplo, si tiene un amigo que siempre llega tarde, podría:
  • acordarse siempre de llevar un libro
  • no quedar nunca en un restaurante
  • quedar con más gente para charlar con alguien mientras espera
  • recoger a su amigo en casa
En lugar de sentirse indefenso y enfadado, tome las riendas de la situación.

Otro ejemplo. Si su pareja nunca recoge nada, usted podría:
  • contratar a una persona que haga la limpieza una vez por semana y cargarlo a su cuenta
  • dejarle un cuarto de baño y asignarse el otro para usted
  • poner lo que deja en su escritorio o en una caja
  • dejar los platos al lado de su cama
  • retrasar el momento de hacer algo hasta que se recoja todo.
  • Marcharse


En definitiva, en lugar de preguntarse ¿Quién es el responsable de mi dolor? Pruebe a preguntar ¿QUÉ PUEDO HACER AL RESPECTO?

Temas de los pensamientos desencadenantes

Ahora debe centrarse en identificar los temas claves que se repiten en sus desencadenantes de la ira. En la siguiente lista encontrará temas típicos de los pensamientos desencadenantes. Marque los que formen parte de los suyos:

  1. Los demás ignoran sus necesidades
  2. Los demás no le entienden
  3. Los demás exigen o esperan demasiado, etc 

Pero ¿qué pasaría si eso no fuese cierto? ¿Qué ocurriría si las personas provocadoras sólo tuviesen la intención de protegerse y sobrevivir? ¿Y si hacen todo lo que pueden, teniendo en cuenta sus propias necesidades, temores, penas e historias personales? ¿Y si su comportamiento se basa en lo que saben y en lo que desconocen, en sus capacidades, sus limitaciones físicas y emocionales, sus valores, lo que más les satisface y los recursos de que disponen? Pero ¿qué pasaría si eso no fuese cierto? ¿Qué ocurriría si las personas provocadoras sólo tuviesen la intención de protegerse y sobrevivir? ¿Y si hacen todo lo que pueden, teniendo en cuenta sus propias necesidades, temores, penas e historias personales? ¿Y si su comportamiento se basa en lo que saben y en lo que desconocen, en sus capacidades, sus limitaciones físicas y emocionales, sus valores, lo que más les satisface y los recursos de que disponen?

Haga el siguiente ejercicio para descubrir las anteriores preguntas.

Examine su propio comportamiento

Piense en algún comportamiento del pasado que haya disgustado a otra persona. Describa cómo influyeron los siguientes elementos en su conducta y en sus elecciones:
  1. Necesidades que usted tenía en aquel momento
  2. Temores que tenía usted en aquel momento
  3. Dolor o estrés que padecía usted en aquel momento
  4. Cualquier historia o experiencia personal que influyese en esa conducta o en sus elecciones.
  5. Lo que sabía o no sabía en aquel momento.
  6. Sus habilidades o falta de habilidades, y su influencia en su elección en aquel momento.
  7. Cualquier limitación física o emocional que le influyó para actuar como lo hizo.
  8. Valores o creencias personales que influyeron en su conducta.
  9. Perspectivas de satisfacciones o placeres que influyeron en su elección en aquel momento.
  10. Recursos que tenía o no tenía en aquel momento y que pudieron haber influido en su elección.
Si presta atención a la hora de hacer este ejercicio verá claramente que su comportamiento parecía la mejor elección posible en aquel momento. Una de las ideas básicas de este ejercicio le ayudará a reducir en gran medida la respuesta de la ira: todos hacemos lo que podemos para protegernos.


Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns

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Distorsión de la ira 1: Generalización excesiva

Todos sabemos que lo que pensamos determina en gran medida lo que experimentamos, algo especialmente cierto en el caso de la ira. A continuación tiene una lista de las seis categorías principales de distorsiones de pensamiento más susceptibles de hacer incrementar sus sentimientos de iraPara cada una incluimos alternativas: pensamientos de afrontamiento nuevos e útiles.

Generalización excesiva


Cualquier problema puede parecer más grande si le aplicamos expresiones como "nunca", "siempre", "nadie", "todo el mundo", etc. Es un modo de hacer que un acontecimiento ocasional se convierta en un hecho continuado e insoportable. Al exagerar, traspasamos los límites de la verdad y nos disponemos a una respuesta de ira.

Ejemplos
  • Siempre hace cosas así para que yo quede como una mala persona.
  • Parece que nadie sabe que está haciendo aquí.
  • Nunca estás listo a la hora, siempre llegas tarde a todas horas.
  • Todo el mundo me pide favores continuamente.
El mejor antídoto contra la generalización excesiva consiste en realizar un esfuerzo consciente para buscar excepciones. Lo ideal es evitar el uso de términos generalizadores en la medida de lo posible y recurrir a la descripción precisa de la situación. Por ejemplo: "Es la segunda vez que llegas tarde esta semana", en lugar de "Nunca eres puntual".

Existe un caso especial de generalización excesiva que merece una mención aparte: cuando pensamos exclusivamente en términos de blanco y negro, sin grises intermedios. Este tipo de pensamiento dicotómico suele provocar ira cuando los demás no se comportan de manera perfecta.


Para enfrentarnos al pensamiento polarizado es conveniente adoptar el hábito de utilizar adjetivos calificativos como un poco, mucho o algo. Otra estrategia pasa por intentar ver a los demás como los seres complejos y a menudo contradictorios que en realidad son.


Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns

Distorsión de la ira 2: Exigencia Excesiva

El mejor ejemplo de esta distorsión de la ira consiste en convertir las preferencias personales en el equivalente a los Diez Mandamientos. En general, estos pensamientos incluyen pensamientos como debería, tengo que, tendría queTener unos valores claros es algo positivo. Sin embargo, cuando esos valores se elevan a la categoría de dictados morales pueden surgir problemas con la ira.

Concretamente, la ira hace acto de presencia cuando juzgamos a los demás a través de una serie de mandamientos sobre cómo deberían o no deberían comportarse. Un caso típico es el de otorgarse un derecho o privilegio (A mí no deberían ocurrirme cosas malas) Otro caso habitual implica el perfeccionismo (Ésa no es la forma correcta de hacerlo. Deberías hacerlo bien). La ecuanimidad es otro tema importante (Eso no es justo. No es correcto que las cosas no estén igualadas).

El mayor problema de las estrategias de exigencia excesiva es que los demás rara vez hacen lo que consideramos que deben hacer. Sólo porque deseemos algo o creamos en algo no significa que los demás tengan que estar de acuerdo. Cuando las cosas no van como nos gustaría, o cuando no conseguimos lo que queremos, resulta razonable sentirse frustrado y decepcionado. Sin embargo, achacar esos sentimientos a los fallos morales de otra persona es un camino seguro hacia la ira.

Cuando usted insiste en querer que los demás sean perfectos, lo que consigue es simplemente hacerse desdichado a sí mismo y quedarse inmovilizado. Si por ejemplo, la habitación del hotel que usted había reservado no está disponible, es mejor que busque otra solución, como irse a otro hotel. Su irritación no hará que aparezca una habitación por arte de magia.



Las enunciaciones debería de tipo irracional se basan en el supuesto según el cual usted cree que tiene derecho a obtener siempre una gratificación inmediata, de modo que en las ocasiones en las que no consigue lo que desea le da un ataque de pánico o rabia.

La gente proclive a la ira suele formular sus deseos en términos moralistas como éstos: Si soy buena con alguien, esa persona debería apreciarlo. 

Los demás tienen libre albedrío y suelen pensar y actuar de maneras que a usted no le gustan. Toda su insistencia para que esa persona haga lo que usted quiere producirá resultados contrarios. Sus intentos por coaccionar y manipular a la gente con exigencias coléricas con frecuencia la alienarán y la polarizarán y harán que tenga menos deseos de complacerlo. Y es así porque a los demás no les gusta que los controlen o dominen, como tampoco le gusta a usted. Su irritación sólo hará que se limiten las posibilidades creativas para resolver los problemas.

No es verdad que usted tenga derecho a obtener lo que quiere sólo porque lo quiere. Tendrá que negociar. No duplique su problema acalorándose y atormentándose a sí mismo.

Cuando usted se enfurece con alguien  afirma que está actuando injustamente, muy a menudo lo que sucede realmente es que está actuando injustamente con respecto  a una serie de patrones y a un marco de referencia que difiere del suyo. Su suposición de que el otro está siendo injusto implica que su manera de ver las cosas es universalmente aceptada. Si éste fuera el caso, todos deberíamos ser iguales, pero no lo somos. Todos pensamos de forma diferente. Cuando usted pasa esta verdad por alto y acusa a la otra persona de ser injusta, está polarizando innecesariamente la interacción, porque la otra persona se sentirá insultada y asumirá una actitud defensiva. Entonces los dos discutirán infructuosamente sobre quién tiene razón.

Aunque esté convencido de que el otro tipo está actuando injustamente, deber darse cuenta de que sólo lo hace con respecto al sistema de valores que tiene usted. Él está actuando de acuerdo con su propio sistema de valores, y no según el que rige para usted. La mayoría de las veces, su reprobable acción a él le parecerá bastante justa y razonable.

¿Usted quiere que la gente actúe justamente? Entonces debe querer que actúe como lo hace aunque le disguste. Mientras tanto, puede tomar medidas para asegurarse de que no sufrirá como consecuencia de lo que hace el otro.


Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns

Distorsión de la ira 3: culpabilización



Esta es la distorsión de la ira más autodestructiva y dañina. La creencia errónea que se esconde tras la culpabilidad es que los demás nos hacen cosas malas, por lo general, a propósito (y no van a ser castigados por ello).

Cuando culpabilizamos a los demás renunciamos a la facultad de cambiar la situación que nos causa dolor. Seguimos esperando que los demás cambien su conducta. Por supuesto, eso nunca ocurre. Esta situación puede empujarnos a tener una actitud crítica y vengativa, a increpar al otro a causa de la ira.. La persona, a su vez, reacciona retirándose o contraatacandoAhora tenemos dos problemas: la situación original y el caos provocado por nuestra reacción airada.


Ejemplos de culpabilización
  • Podría disfrutar de verdad de estas vacaciones si no te quejases y no le encontrases pegas a todo constantemente.
  • Si realmente te preocupases por mí, me habrías ayudado con el currículum y yo habría conseguido el trabajo.
  • Siempre me pides que te lleve y luego, como tardas una eternidad en arreglarte, yo acabo llegando tarde a mis citas.
Conviene recordar que todo el mundo hace lo que puede. Todos (incluído usted) tendemos a comportarnos de la manera conveniente para satisfacer nuestras propias necesidades.

Cuando utilizamos una estrategia de culpabilización, nos centramos exclusivamente en intentar cambiar a la otra persona, pero recuerde que tiene varias opciones para cambiar la situación, no todo depende de la otra persona. Tiene usted que responsabilizarse y trazar su propio plan para cambiar la situación o para concebir un nuevo modo de responder a ella. Olvídese de la otra persona: no va a hacer nada distinto. Por tanto, su plan no debe exigir colaboración de ningún tipo de la persona a la que culpabiliza.


Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns

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Distorsión de la ira 4: Conclusiones Precipitadas o Lectura de Pensamiento




En ocasiones nos precipitamos a la hora de sacar conclusiones y leer la mente de los demás. Cuando nos sentimos heridos o molestos lo más fácil es imaginarnos que lo ha hecho a propósito. En lugar de pensar en las posibles razones para que las cosas hayan sucedido así, damos por sentado que conocemos los motivos "reales" de la otra persona. Nos centramos en una única explicación. El otro se ha comportado como un miserable y nos ha hecho daño deliberadamente.

No es complicado adivinar los motivos de los demás. Sin embargo, en muchas ocasiones nos equivocamos, ya sea en parte o completamente. Las conclusiones precipitadas pueden provocar problemas reales: por ejemplo, cuando actuamos movidos por la ira a partir de suposiciones erróneas y más tarde descubrimos que la situación real era totalmente distitnta a la que habíamos imaginado.

Ejemplos
  • Se ha comportado como si sólo tuviese la intención de corregir mi gramática. Pero en realidad ha intentado hacerme parecer un estúpido.
  • Sé que ha hecho todo eso para avengorzarme delante de todos.
  • Qué tarea tan estúpida. Quiere hacerme quedar mal.
  • Sólo llega tarde para fastidiarme.
El mejor modo de evitar conclusiones precipitadas consiste en estar atento y sorprenderse a uno mismo formulando las suposiciones.

En ocasiones, es posible que sus interpretaciones de la conducta de la otra persona sean correctas. Sin embargo, casi siempre existen razones muy diversas para las acciones de los demás (cosas que podrían sorprenderle). Su ira podría estar fuera de lugar o ser desproporcionada con respecto a la situación.

Un buen modo de trabajar las conclusiones precipitadas consiste en acostumbrarse en desarrollar explicaciones alternativas para la conducta de los demás. Practique la lluvia de ideas: intente pensar en el máximo número posible de situaciones y considere su suposición original una de las muchas explicaciones posibles.

Pensamientos de afrontamiento para sustituir las conclusiones precipitadas.
  • Ésa es una posibilidad, pero podría haber otras razones para explicar su comportamiento.
  • Debo dejar de intentar adivinar los motivos de los demás.
  • Enfadarme no va a ayudarme a entender qué está pasando realmente. Necesito más datos.
  • Mi suposición podría no ser correcta. Será mejor que la analice.


Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns



Distorsión de la ira 5: Magnificación o Catastrofismo




Se trata de la tendencia de tomar algo negativo y extrapolarlo hasta sacar la peor de las conclusiones. Al magnificar los acontecimientos y pensar que son horribles, nos preparamos para responder de manera furiosa u hostil. Nos comportamos como si la visión distorsionada y exagerada de la situación fuese la realidad. Si usted exagera la importancia de un suceso negativo. la intensidad y la duración de su reacción emocional pueden ser completamente desproporcionadas.

Por ejemplo, si está esperando el último autobús y tiene una cita importante, puede decirse No podré coger el próximo autobús! ¿No es un poquito exagerado? Puesto que va a cogerlo, puede cogerlo; entonces , ¿por qué decirse a sí mismo que no puede? El inconveniente de esperar al autobús ya es bastante molesto sin necesidad de generar más incomodidad y autocompasión de este modo.

Ejemplos
  • Por su culpa he metido la pata en la presentación y voy a perder el trabajo.
  • Su comportamiento es tan desagradable que nuestra vida social se está conviertiendo en un auténtica pesadilla.
  • Esto es lo peor que podría pasar. Se acabó. No podré aparacer por aquí nunca más.
  • ¡Qué desastre! ¡Traición total! ¿Cómo ha podido hacer algo así?
Afortunadamente, existen algunas medidas para controlar la tendencia a magnificar una situación negativa. Adopte un punto de vista realista. Pregúntese: ¿Hasta qué punto está mal la situación? ¿Cómo está de mal realmente? La factura del restaurante no fue desorbitada y escandalosa, sólo un poco más abultada de lo que esperabas. Y el servicio no resultó una auténtica vergüenza: el camarero estaba desbordado y no le llevó la sopa con la presteza que a usted le habría gustado.

Observe la situación en su conjunto, no sólo la parte fastidiosa. Cada situación tiene sus aspectos positivos y negativos. Si se centra en los aspectos positivos, podrá neutralizar su ira.

Pensamientos de afrontamiento para sustituir la interpretación catastrófica
  • Sí, esto resulta frustrante pero no es el fin del mundo.
  • En realidad no hay para tanto. No me gusta lo que está pasando, pero la semana que viene nadie se acordará.
  • Lo superaré sin problemas si me lo tomo con calma.
  • Vaya, la situación está complicada, pero voy a hacer todo lo que pueda.
  • Sólo es un contratiempo. No merece la pena preocuparse.

Distorsión de la ira 6: Etiquetado Global

Consiste en realizar juicios negativos generalizadores, casi siempre hostiles, acerca de personas cuyo comportamiento nos desagrada. En lugar de centrarse en la conducta, el etiquetado tiende a retratar al otro como un ser malo y despreciable que está totalmente equivocado. Las etiquetas son adjetivos y expresiones como perdedor, capullo, imbécil, retrasado, puta, hijo de puta o gilipollasLas etiquetas globales tienden a alimentar la ira, porque convierten a la persona cuya conducta nos molesta en un objeto inútil. Y, por supuesto, las etiquetas siempre son falsas y engañosas, porque reducen a la persona a una sola característica.

Cuando cataloga a los demás de esta manera, enumera en su mente cada cosa que le disgusta (filtro mental) e ignora o disminuye las buenas cualidades (descalificar lo positivo). De este modo usted fija un falso objetivo para su ira. En realidad, cada ser humano es una compleja mezcla de atributos positivos, negativos y neutros.

La etiquetación es un proceso de pensamiento distorsionado que le hace sentirse indebidamente indignado y moralmente superior, Cuando usted se ponga a etiquetar, inevitablemente se abrirá paso a su necesidad de culpar a la otra persona. Su sed de venganza intensifica el conflicto y suscita actitudes y sentimientos similares en la persona que es objeto de su furia.

La etiquetación funciona inevitablemente como una profecía que se cumple sola. Usted polariza a la otra persona y provoca un estado de guerra interpersonal.

El problema aquí es que la otra persona NO es una porquería TOTALMENTE inservible, por mucho que usted insista! Y además, no puede aumentar su propia autoestima denigrando a otra persona. Sólo sus propios pensamientos distorsionados, negativos, pueden arrebatarle el autorrespeto.

Existe sólo una persona y sólo una en el mundo que tiene el poder de poner en peligro su autoestima, y es usted. Lo que usted siente que vale puede disminuir únicamente si usted se menosprecia. La solución real es ponerle fin a su absurdo sermón interior.

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Pensamientos para afrontar la ira

Crear pensamientos de afrontamiento - La autoinstrucción



Cuando alguien le altere y empiece a sentirse furioso, acuérdese de que debe calmarse, relajarse y controlar su ira. A continuación encontrará una lista de pensamientos de afrontamiento generales que pueden servir como autoinstrucciones cada vez que la ira vaya en aumento.

  • Respira hondo y relájate.
  • Alterarse no sirve de nada.
  • Mientras mantenga la calma, tendré el control.
  • Poco a poco. De nada sirve perder los nervios.
  • No voy a permitirle que me moleste.
  • No puedo cambiarle a base de ira; lo único que conseguiré es enfadarme.
  • Puedo encontrar la manera de expresar lo que quiero sin dejarme llevar por la ira.
  • Mantén la calma, sin sarcasmos ni ataques.
  • Puedo permanecer tranquilo y relajado.
  • Relájate. No hay necesidad de ponerse como una fiera.
  • Nadie tiene razón, y nadie está equivocado. Sólo tenemos necesidades distintas.
  • Tranquilo, no hagas juicios.
  • No voy a perder los nervios; la ira no va a resolver nada.
  • Que ello sean los insensatos y los que se molestan. Yo voy a mantener la calma.
  • Su opinión no es importante. No voy a permitir que me haga perder los nervios.
  • Resultado final: yo tengo el control. Voy a salir de aquí en lugar de hacer o decir alguna  estupidez.
  • Date un respiro, tranquilízate y después vuelve y enfréntate a la situación.
  • Algunas situaciones no tienen solución. Parece que ésta es una de ellas. No sirve de nada preocuparse.
  • No es más que una confusión. Nada más y nada menos. Yo puedo con las confusiones.
  • Divide el problema. En general, la ira surge cuando las cosas se agolpan.
  • Bien. Cada vez me sale mejor esto de controlar la ira.
  • Me he enfadado pero no he dicho estupideces. Eso es un avance.
  • No merece la pena enfadarse tanto.
  • La ira significa que ha llegado el momento de relajarse y afrontar la situación.
  • Si lo que buscan es que me enfade, voy a decepcionarles.
  • No puedo esperar que la gente se comporte como yo quiero.
  • No tengo que tomarme esto en serio.
  • Esto es divertido si lo miro de otro modo.

Ejercicio

Escriba los tres pensamientos de afrontamiento generales que más le gustan y que le parecen más útiles. Comprométase a utilizar uno o más de estos pensamientos a lo largo de la semana siguiente, cada vez que empiece a sentir iraLas investigaciones demuestran que esta herramienta resulta extremadamente eficaz a la hora de mantener el control de la ira y la agresividad.

Si cree que no va a recordar los pensamientos de afrontamiento cuando esté alterado, colóquelos en algún lugar que vea a diario. El hecho de verlos a todas horas le ayudará a tenerlos presentes. En segundo lugar, prémiese cuando aplique los pensamientos.

  1. Posiblemente, la mejor estrategia para ayudarse a recordar los pensamientos de afrontamiento consiste en planificar por adelantado las situaciones provocadoras.
  2. Un segundo paso consiste en identificar un indicador de conducta claro que le transmita que debe empezar a controlar su ira. Podría ser el momento en el que empieza a elevar la voz, cuando obliga a los niños a sentarse para desayunar, o cuando hace  comentarios ofensivos.
  3. La tercera fase consiste en identificar exactamente cómo va a afrontar la situación. Por ejemplo, puede respirar hondo y decir la palabra clave y la frase de afrontamiento.

El cómo del afrontamiento también puede incluir la acción de salir de la habitación durante un minuto para tomar aire y utilizar los pensamientos de afrontamiento en soledad.

Inoculación de la ira

Además de todas las técnicas explicadas para calmar la ira cuando siente los primeros síntomas, también conviene recordar que existen estrategias de afrontamiento conductual. Durante una situación provocadora puede reducir la tensión bajando la voz, intentando llegar a un acuerdo o decidiendo hablar más tardeEs perfectamente normal ignorar una situación provocadora si está a punto de ser víctima de la ira.

La inoculación de la ira consiste en imaginar situaciones que nos provocan ira y aplicar todas las técnicas explicadas hasta sentir que nos calmamos. Hacer esto varias veces.

Bloqueadores del afrontamiento

Su nuevo programa de control de ira tendrá algunos fallos espectaculares entre los muchos éxitos. En primer lugar, no se culpe. Las viejas costumbres son muy difíciles de erradicar. En segundo lugar, aprenda de sus errores. Complete una ficha de Planificación de la Ira después de cada ocasión en la que sus esfuerzos de afrontamiento no funcionen. Lo más importante, sin embargo, es que adopte una mirada realista sobre los factores que podrían estar bloqueando el uso de sus nuevas técnicas de control de la ira. 


El siguiente ejercicio le permitirá examinar los seis obstáculos más comunes que dificultan el control efectivo de la ira.


  1. Cree que se avergonzará si los demás se dan cuenta de que está practicando las técnicas de relajación.
    ¿Hasta qué punto es muy obvia una respiración profunda? Obsérvese en el espejo realizando una. Verá que no es tan obvio.
  2. Cuando se enfada no se acuerda de utilizar las habilidades de afrontamiento.
    La mayoría de personas se enfrentan a eso, porque la ira tiende a borrar todo lo demás de la mente. No obstante, el problema es superable. Lo que necesita es un recordatorio. Una estrategia sencilla consiste en llevar puesto algo inusual que le sirva como recordatorio de que tiene que hacer un alto y enfrentarse a la situación. Un anillo nuevo o algo similar podría funcionar, o ponerse el reloj en la muñeca que nunca lleva,o cambiarse la laca de uñas. También podría ponerse recordatorios por casa (cartelitos), como Respira cuando te saquen de quicio.
Reconozca, también las situaciones en las que ha logrado afrontar la situación.
  1. No recuerda ningún pensamiento de afrontamiento durante una provocación
    Nadie piensa con claridad cuando está molesto, pero si realiza algún tipo de Planificación previa ante provocaciones que se produzca con regularidad, el resultado será mejor. Ante la provocaciones que aparecen sin más, y que uno no puede preveer, necesita un pensamiento de afrontamiento genérico contundente. Consulte la lista general de pensamientos de afrontamiento para encontrar alguno que pueda resultarle eficaz como respuesta de afrontamiento multiusos. A continuación, comprométase firmemente a utilizar ese pensamiento de afrontamiento siempre que empiece a sentirse molesto. Memorícelo. Practique alguna manera de recordarlo a lo largo del día.
  2. No le escucharán si afronta la situación con éxito y deja de estar enfadado.
    Muchas personas temen perder su ira. Creen que nadie les escuchará si no se muestran agresivas y hostiles. Paradójicamente, es todo lo contrario. Cuando siempre se habla a gritos y enfadado, los demás dejan de escuchar. Se ponen a la defensiva y buscan razones para ignorarle. Realice un inventario mental rápido de sus experiencias de ira recientes. ¿Se sintió escuchado? ¿La persona objeto de su ira expresó algún interés por sus necesidades y sentimientos? ¿Se tuvo en cuenta su punto de vista? Es muy probable que la mayoría de esas experiencias no tuvieran un resultado positivo. Los demás estaban demasiado ocupados protegiéndose de su ira como para escuchar realmente lo que usted tenía que decir.
  3. Cuando está molesto desea castigar a los demás por sus errores.
    Si controla su ira, nadie paga por sus transgresiones. Ese sentimiento no es nada raro. Resulta difícil modular la ira cuando se quiere utilizar al mismo tiempo como un arma. Ese deseo, a pesar de ser comprensible, tiene un impacto negativo en sus relaciones y en su vida.
  4. La ira le parece el único modo de protegerse
    La ira le protege de dos tipos de amenazas. En primer lugar, puede ayudarle a repeler las presiones, las exigencias y los ataques de los demás. La ira, además, le ayuda a bloquear las amenazas interiores (emociones como la vergüenza, el dolor, el miedo y la culpabilidad).
Cuando alguien le molesta o le amenaza, la ira puede ser una respuesta adecuada y sana. Es una señal para que los demás se apartenEn la mayoría de los casos, sin embargo, la ira resulta excesiva. No la necesita. Una afirmación clara y asertiva suele ser suficiente para que los demás le escuchen.



Las mejores conductas de afrontamiento

El éxito hace que olvide fácilmente sus esfuerzos de afrontamiento, o sea que es conveniente que registre experiencias donde la conducta de afrontamiento le ha dado buenos resultados.
  1. He expresado mis necesidades sin hostilidad. Ejemplos:
  2. He suavizado el lenguaje hostil. Ejemplos:
  3. He bajado la voz. Ejemplos:
  4. He sugerido una solución alternativa o un punto medio. Ejemplos:
  5. He intentado expresar mi comprensión de los puntos de vista de otra persona. Ejemplos:
  6. Me he retirado de una situación en lugar de dejar que vaya a más. Me he tomado mi tiempo para reflexionar. Ejemplos:
  7. He acordado mostrar mi desacuerdo y dejarlo correr. Ejemplos:
  8. He descrito un problema sin culpar a la otra persona. Ejemplos:
  9. He intentado escuchar a la otra persona para entender mejor qué quiere. Ejemplos:
  10. He intentado cambiar de tema para que la situación no vaya a más. Ejemplos:
  11. Otras conductas de afrontamiento:

Este ejercicio le proporciona una lista de conducta de afrontamiento que le dan buenos resultados. Utilícela a modo de recurso y consúltela siempre que lo necesite para tomar ideas de cómo controlar su ira en situaciones difíciles.

Planificación de la ira

Realice el siguiente ejercicio utilizando una provocación reciente a modo de ejemplo:
  • Empiece anotando todos los precipitantes de la ira en la sitación elegida. En la mayoría de casos serán hechos, aunque también puede incluir recuerdos o incluso sentimientos que precedieron a la ira.
  • Anote todos lo pensamientos desecadenantes, hostiles, que enardecieron su ira.
  • Mejores pensamientos de afrontamiento. Intente encontrar varios que podrían resultarle útiles para controlar su ira en esa situación concreta.
  • Relajación. Anote la técnica específica que considera más eficaz a la hora de enfrentarse a la provocación.
  • Conducta de afrontamiento. Trate de desarrollar al menos una estrategia que evite que la situación empeore en el futuro. Utilice la lista creada sobre las mejores conductas de afrontamiento para tomar ideas.
  • Resolución de problemas. Anote cualquier solución alternativa que se le ocurra. ¿Tiene alguna idea de cómo estructuraría las cosas para evitar ese problema en el futuro?
EJERCICIO
En cualquier situación de ira en la que no haya respondido de forma adecuada, rellene una ficha de Planificación de la Ira.

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Sentimientos que subyacen a la ira

Una de las funciones de la ira es encubrir o afrontar el dolor emocional (miedo, vergüenza, dolor). Superar la ira en esa situación puede exigirle que identifique es sentimiento subyacente y que encuentre una alternativa para afrontarlo.

EJERCICIO
Visualice una provocación reciente en la que haya dominado la ira. Perciba quién hay y escuche qué se dice. Note los pensamientos desencadenantes que pueda tener. Tómese un tiempo para situarse en la escena.


Rebobine y vuelva al principio, justo cuando ha empezado la ira. Vaya un poco más atrás, al momento anterior a los pensamientos desencadenantes y la ira, a lo que sintió en primer lugar. Observe su clima interior en ese momento. Quédese ahí. Respire profundamente y trate de capturar la emoción.


A continuación, lea la siguiente lista para comprobar si algunos de estos sentimientos estaban presentes ANTES de que apareciese la ira:
  • Culpabilidad: sensación de haber hecho algo malo.
  • Vergüenza: sensación profunda de ser inaceptable, defectuoso o despreciable.
  • Dolor: sensación de ser poco valorado o denigrado por los demás.
  • Pérdida: sensación de que algo que necesitaba o con lo que contaba se ha perdido.
  • Apetito o impulso fustrado: anhelo de algo; fuerte sensación de estar incompleto.
  • Indefesión: sensación de que no puede hacer nada con su dolor, de que los elementos cruciales de su vida se escapan a su control.
  • Ansiedad o miedo: temor a que ocurra algo; sensación de peligro; miedo a determinadas cosas o situaciones.
  • Sentirse indigno: sensación de que no es lo suficientemetne bueno; de que es malo, os e equivoca, o carece de valor intrínseco.
  • Vacío: sensación de aletargamiento o de un vacío qu requiere atenciones y actividad constantes.
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Registro de la ira - cómo nos enfadamos


Cómo nos enfadamos

Para aprender a controlar la ira necesita entender los mecanismos fisiológicos que la desencadena, La ira es un proceso de dos pasos:
  1. Dolor físico o emocional: dolor de estómago, fatiga, sentimientos de rechazo o pérdida.
  2. Pensamientos desencadenantes: consisten en interpretaciones , suposiciones y evaluaciones de una situación que nos llevan a sentir que somos víctimas y que los demás nos hacen daño deliberadamente. Los pensamientos desencadenantes culpan y condenan a los demás por la experiencia dolorosa que hemos sufrido.
Una vez enfadado, los pensamientos desencadenantes también pueden empeorar la situación. Son capaces de hacer que su estado de alteración aumente: la otra persona parece mala y sin duda está equivocada, así que lo que desea es hacerle daño deliberadamente. Cada nuevo pensamiento desencadenante eleva un poco más su ira, hasta que termina diciendo y haciendo cosas muy dañinas.

Ejercicio: registro de ira

Primera columna: Dolor /estrés
Aquí describirá el dolor emocional y físico que haya experimentado antes de la explosión de ira: dolor de cabeza, estado de ansiedad ante un situación (necesidad frustrada, presión por acabar un trabajo). Puede haber sufrido horas de estrés o de dolor antes del arrebato de ira, o tal vez haya estallado ante una situación de provocación. Intente incluir todas las experiencias estresantes o dolorosas que a su parecer podrían influir en su respuesta de ira.

Segunda columna: situación provocadora. Aquí describirá brevemente el hecho precedente a su ira.

Tercera columna: Pensamientos desencadenantes
Anotará qué piensa mientras se enfada. Estos pensamientos tienden a etiquetar a la persona que provoca el enfado de equivocada, mala o dañina.

Cuarta columna: puntuación de la ira. Aquí anotará un número del 1 al 100 para reflejar su estado de enfado

Quinta columna: conducta
Qué ha hecho en respuesta a su ira: ha gritado o ha hablado con aspereza? ¿Ha soltado tacos o ha insultado a la otra persona? ¿ha dicho algo con intención de atacar o humillar? ¿Ha expresado algún tipo de agresividad como empujar, zarandear o humillar?

Sexta columna y séptima: consecuencias
Aquí anotará el efecto de su ira en usted y en los demás. Haga una breve descripción de las consecuencias emocionales y objetivas de su ira. ¿Se ha sentido triste, aliviado, asustado? ¿Ha cambiado algo en sus relaciones con los demás? ¿Se arrepiente de las consecuencias? Repita el mismo proceso en relación con el impacto de su ira en los demás. Anote cualquier cosa que le hayan dicho o hecho que guarde relación con la ira.


Anote todas las experiencias que merezcan más de 40 puntos, y registre al menos cinco experiencias.

Después del registro, hágase varias preguntas:

  • ¿Qué fuentes de estrés o de dolor presagian los episodios de ira intensa? ¿Podría mitigarlos o afrontarlos sin recurrir a la ira?
  • ¿Qué tipos de situaciones provocadoras se asocian normalmente con los episodios de ira intensa? ¿Observa un tema común o una dinámica concreta en esas situaciones?
  • ¿Qué categoría de pensamientos desencadenantes le molesta más? Sentirse tratado injustamente? Que no se preocupen por usted?, sentirse ignorado? Culpar a los demás? Ser calificado con etiquetas negativas como "estúpido" o "egoísta"? Pensar que el otro actúa de mala fe?
  • ¿Su comportamiento en respuesta a un ira moderada es distinto al que tiene en respuesta a un aira intensa? ¿En qué lu gustaría cambiar su modo de expresar la ira?
  • ¿Son las consecuencias de sus experiencias de ira intensa más negativas que las de la ira moderada?
  • ¿Las consecuencias de sus experiencias de ira son más a menudo positivas o negativas? En este último caso, ¿le han afectado esas consecuencias temporalmente o también a largo plazo?
  • Su ira está influyendo en los demás de manera preocupante?
  • Hay pensamientos desencadenantes o temas específicos que parecen generar la mayoría de las consecuencias negativas, ya sea para usted o para los demás?