Esta es la distorsión de la ira más autodestructiva y dañina. La creencia errónea que se esconde tras la culpabilidad es que los demás nos hacen cosas malas, por lo general, a propósito (y no van a ser castigados por ello).
Cuando culpabilizamos a los demás renunciamos a la facultad de cambiar la situación que nos causa dolor. Seguimos esperando que los demás cambien su conducta. Por supuesto, eso nunca ocurre. Esta situación puede empujarnos a tener una actitud crítica y vengativa, a increpar al otro a causa de la ira.. La persona, a su vez, reacciona retirándose o contraatacando. Ahora tenemos dos problemas: la situación original y el caos provocado por nuestra reacción airada.
Ejemplos de culpabilización
- Podría disfrutar de verdad de estas vacaciones si no te quejases y no le encontrases pegas a todo constantemente.
- Si realmente te preocupases por mí, me habrías ayudado con el currículum y yo habría conseguido el trabajo.
- Siempre me pides que te lleve y luego, como tardas una eternidad en arreglarte, yo acabo llegando tarde a mis citas.
Conviene recordar que todo el mundo hace lo que puede. Todos (incluído usted) tendemos a comportarnos de la manera conveniente para satisfacer nuestras propias necesidades.
Cuando utilizamos una estrategia de culpabilización, nos centramos exclusivamente en intentar cambiar a la otra persona, pero recuerde que tiene varias opciones para cambiar la situación, no todo depende de la otra persona. Tiene usted que responsabilizarse y trazar su propio plan para cambiar la situación o para concebir un nuevo modo de responder a ella. Olvídese de la otra persona: no va a hacer nada distinto. Por tanto, su plan no debe exigir colaboración de ningún tipo de la persona a la que culpabiliza.
Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns
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