lunes, 2 de enero de 2012

Convivencia en pareja




 PSICOLOGIA COSTA SUR

  • Cuando estemos ya en nuestra nueva casa si se ha de comprar algo, un mueble, la ropa de la cama, las cortinas…ha de ser del gusto de ambos ya que si es sólo de uno, este estará muy contento pero el otro no se sentirá muy a gusto, es algo así como que no fuera su casa sino la de su pareja, por ello se debe colocar a gusto de ambos donde puedan estar realmente cómodos los dos.
  • Ir a vivir juntos no implica perder la privacidad como individuo por ello se debe respetar esos momentos de intimidad que todo el mundo necesita. Nada de perseguir a tu pareja y acosar con preguntas como ¿te pasa algo? ¿Qué te ocurre? Y cosas así, porque en realidad puede que lo único que le ocurre es que necesita estar en soledad y eso no implica que haya perdido su amor.
  • Para no olvidar que la pareja son dos por muy unidos que estén, debemos entender que por mucho que a uno le guste el fútbol el otro miembro no tiene que hacer esfuerzos titánicos para que también le guste, es decir, respetar el gusto de nuestra pareja aunque a nosotros no nos agrade, exactamente igual para la otra parte de la pareja, por supuesto.
  •  Vivir en pareja también supone compartir sentimientos, deseos y anhelos, no se puede esperar que nos lean la mente porque normalmente nunca se acierta, así que aligeremos el trabajo y digamos abiertamente las cosas ya que si esperamos a que se ilumine y acierte de pleno, vamos muy mal porque lo más seguro que piense todo lo contrario a lo que realmente está ocurriendo.
  • Trata de comprender la postura del otro. No generalices de manera injustificada y ten en cuenta que la otra persona también tiene su parte de razón.
  • Aclara las discrepancias. Si no te gusta cómo se comporta tu parejadíselo con claridad. Ten presente que no tiene por qué saber lo que esperas de ella si no se lo dices.
  • Acerca posiciones. Comprueba que las metas que persigues en tu vida y más concretamente en tu relación, van en la misma dirección para ambos. Así evitarás malentendidos y podréis corregir los desvíos.
  • Respeta al otro. Permítele ser como desee y no intentes cambiarlo. Se consecuente con lo que has elegido, pues tú ya sabías con quien decidiste compartir tu vida. Si ahora no te gusta, tendrás que ser tú el que decida que hacer con tu relación antes de que sea demasiado tarde, pero respetando el modo de ser del otro. Como recurso sabes que puedes expresar lo que no te gusta y esperar que el otro libremente cambie. Si el cambio no se produce tendrás que asumirlo y tomar tu propia decisión.
  • Negocia con tu pareja las reglas en las que se va a basar vuestra relación. Hablen de sus asuntos con franqueza y de todo lo que comparten. Eso no significa que la pareja vaya mal, sino todo lo contrario. También para averiguar qué puede suceder cuando dos personas deciden cobijar su intimidad dentro de las mismas “cuatro paredes” y compartir muchas más horas que lo que acostumbraban, algunos expertos proponen la ingeniosa “prueba del viaje en coche”. Consiste en observar las reacciones de ambos cuando van juntos a bordo de un vehículo: ver si el que conduce pierde los nervios con facilidad o culpa al otro de sus despistes en el tráfico, o el que viaja de acompañante, va de sobresalto en sobresalto debido al estilo de conducción del conductor, o le va indicando a cada instante por dónde “debe” ir o que baje la velocidad. Conclusión: así como ha sido ese trayecto conjunto en coche, así será el largo viaje de la vida compartida que les espera...
  • Risas en la cama. Durante el sexo, nuestro cuerpo nos juega malas pasadas con extraños sonidos o con extremidades que se duermen o cosquillean. Tómatelo con buen humor. Las parejas que conciben el sexo como algo sagrado o como el guión de una película porno suelen decepcionarse.
  • Muestras de cariño. Prepárale el café cada mañana; masajéale los hombros mientras trabaja frente al ordenador; quítale los guisantes de la menestra (sabes que los odia). Los pequeños detalles enriquecen y hacen que las relaciones perduren.
  • Ante la tormenta, calma. Cuando atraviesas un mal momento, lo fácil es tomarla con tu pareja», dice el psicólogo Luis Rojas, autor de “Nuestra felicidad” (Espasa Calpe). «Si sois capaces de conseguir que el enemigo sea la situación que atravesáis (y no vosotros) comprobaréis que la adversidad ayudará a consolidar vuestra unión.»
  • Deberes sexuales. Para mantener la llama de la pasión, preparad intensas clases nocturnas en las que aprender a satisfaceros mutuamente. No serán siempre encuentros memorables, pero esta complicidad servirá para manteneros conectados.
  • Confianza ciega y respeto. Puedes pensar que tu pareja no es demasiado brillante o todo lo divertido que quisieras. Pero si crees que es un torpe incapaz o una persona poco ética, entonces la relación está abocada al fracaso. Sincérate contigo misma.
  • Estabilidad a + /- 20 kg. Un exceso de peso, una incipiente calvicie o las arrugas no son motivo para abandonar una relación. La atracción debe superar lo puramente físico.
  • Habilidad para negociar. Evita los sarcasmos («A ver, ¿quién lava los platos hoy?») y pídele que borre ciertas frases de su repertorio («Eres como tu madre»). Si negocias, acabaréis comprando un lavavajillas y tu pareja verá los encantos de su suegra.
  • Pequeños secretos. Toda relación necesita sus escondites. Quizá conserves antiguas cartas de amor (de otros) o fantasees con una aventura con el cartero. El misterio mantendrá sana la relación.
  • Decoración en común. No cedas a sus gustos ni hagas que se someta a los tuyos. Si podéis comprar un sofá que os haga feliz a los dos, vuestro futuro será brillante.
  • Los problemas más difíciles se deben principalmente a la falta de comunicación, porque la mayoría de las cosas se resuelven hablando normalmente, sin gritarse ni insultarse, manteniendo la calma y la firmeza de las propias convicciones.
  • Cada persona tiene una forma diferente de expresar el afecto, que su pareja debe identificar; porque no todos lo demuestran con besos y caricias o palabras bonitas.
  • Evitar los conflictos es imposible, pero sí se puede aprender a aceptar que se puede vivir y ser feliz teniendo diferencias, porque permanecer en el conflicto y no buscar soluciones lleva a sembrar dudas  sobre el amor. Muchas veces, si se logra tomar distancia de las emociones involucradas, y se puede pensar racionalmente abandonando los gestos de enfado y buscando el diálogo; se puede pasar a otro nivel en la vida de pareja que permitirá alejar temores y mejorar la comunicación.
  • En toda relación es importante estar plenamente consciente de nuestros estados de ánimo cotidianos con respecto a la pareja, ya que no es lo mismo sentir temor a ser abandonado que recordar antiguas experiencias de rupturas traumáticas, o tener baja la autoestima y despreciarse.
  • Por lo tanto, es más saludable prestar atención a las palabras y no a los gestos, ya que éstos pueden ser ambiguos y pueden tener distintas interpretaciones.
  • El tiempo es una parte del amor, se necesita tiempo para conocer a alguien y tiempo para llegar a quererlo, y este proceso no se puede acelerar. No se puede tener una relación en un día ni tampoco al día siguiente, porque para saber cómo es alguien es necesario tratarlo, tener la oportunidad de conocer sus valores, su forma de pensar, una idea de cuáles son sus proyectos y la capacidad que tiene de mantener un compromiso.
  • Hable también acerca del papel que cada uno tendrá en la relación. Las tareas del hogar, ir a comprar comida, hacer reparaciones en casa, son actividades que pueden hacer juntos o pueden repartirlas.
  • La cuestión económica también es importante. Pueden considerar el hacer una cuenta bancaria común, pero sobre todo, hagan números y calculen los gastos, para saber si podrán vivir relajadamente o por el contrario deberán apretarse el cinturón durante los primeros meses. No sería justo que uno se lo gastara todo, mientras el otro tiene que hacer cuentas continuamenteLas disputas por temas de dinero no son positivas en una relación y menos en los primeros meses de convivencia en pareja.
  • Un piso común significa ser flexible y no decir siempre que no. Escuchar al otro es fundamental y quizá la mejor manera de llegar a comprometerse en la relación. Si usted se muda a casa de su pareja, intente adaptarse y pensar que ésta ha vivido a su estilo hasta ahora. Si es usted quien le abre las puertas de su casa a su pareja, haga de su piso un lugar acogedor para que la otra persona se sienta bien.
  • Ante todo, paciencia. Cuando uno está enamorado de alguien, esa otra persona es casi perfecta. Sus pequeños defectos no le molestan, le parecen incluso graciosos. A medida que pasan los días, la convivencia en pareja va haciendo más visibles esas imperfecciones. Intente no perder los nervios cuando la otra persona se deje la tapa del váter abierta o vaya tras usted limpiando lo que usted acaba de limpiar. Valore si es realmente importante el decirle algunas cosas que quizá usted mismo puede hacer, antes de ofender a la otra persona o hacer que se sienta controlada. 
  • Intente evitar caer en la rutina. De vez en cuando busque actividades, con las que disfrutar junto al otro. Puede ir a un restaurante romántico o a pasear por la playa al atardecer, en lugar de pedir una pizza y ver una película en el sofá de casa.
  • Cuando busque piso fíjese en la distribución de los espacios. El poder disponer de un lugar para poder llamar por teléfono con tranquilidad, o leer mientras la otra persona ve la televisión, siempre vendrá muy bien. O también en momentos de discusión, hay personas que necesitan espacio durante unos minutos.
  • La convivencia en pareja no siempre es fácil. A la hora de tomar decisiones las opiniones o gustos pueden ser muy diferentes. Las personas somos seres de costumbres y a veces, mientras uno es nocturno, el otro es diurno, o a uno le gusta despertarse con la radio escuchando las noticias, mientras al otro le gusta irse a dormir con la tele puesta. Para algunas cosas deberá ceder. Con el tiempo, se irán adaptando el uno al otro. No tire la toalla si al principio no se pone de acuerdo con su pareja, estas pequeñas discusiones a veces son la chispa de la relación.
  • Sois un equipo. Debes enfocar la relación de pareja como un equipo, tú debes verlo así y debes hacerle entender a tu pareja que es así. Lo que no puede ser son situaciones como el hombre estar sin trabajo, la mujer trabajar y encima hacer las tareas del hogar. Hay que repartir las tareas e ir aportando en un ámbito o en otro. Recuerda, tú no eres el árbitro, el juez o el capitán, eres un miembro del equipo y debes coordinarte bien con tu pareja, aunque si tu pareja se empeña en ser un tirano deberás hacerle entender el concepto de equipo.
  • Tu pareja no es tu sirviente. Esto debes tenerlo muy claro. Tu hombre no es el esclavo que trabaja de sol a sol para que tú puedas pagarte todos los caprichos y vestidos que quieras. Tú mujer no es la esclava que te hace la comida, te trae la bebida y que te sirve constantemente para tu deleite. Hay que entender en la convivencia en pareja que tu chico o chica no se ha ido a vivir contigo para satisfacer tus necesidades. Hay que ser muy consciente en mantener un nivel equitativo aproximado del 50% en el cual tú contribuyes a la convivencia en pareja y tu pareja lo mismo. Cuando en una pareja hay sirvientes la felicidad y el amor se deterioran.
  • Esperar que tu pareja esté siempre bien contigo puede ser poco realista, porque todas las personas tienen un mal día de vez en cuando y están de mal humor con todo el mundo (y eso te incluye a ti. Igual que puede ser poco realista esperar que todo sea siempre maravilloso, que siempre recuerde todo lo que le dices, que siempre sepa lo que necesitas o que nunca jamás discutáis.
  • Aprende y cambia. Una relación de pareja puede ser una gran oportunidad para aprender muchas cosas acerca de ti, de tu forma de relacionarte, de tus problemas, creencias, valores y metas. Ese aprendizaje no solo te aportará una valiosa información acerca de quién eres, sino que te servirá para conocer mejor en qué aspectos necesitas cambiar o mejorar o qué características necesitas pulir un poco. En ese sentido, las quejas o críticas de tu pareja pueden ser constructivas si estás dispuesto a tenerlas en cuenta. Por supuesto, tu pareja no siempre tendrá razón al quejarse de algo o pretender que cambies algo, pero en otras ocasiones sí tendrá razón o parte de razón, y si eso te empuja a cambiar y ser mejor,la relación puede ser muy enriquecedora.
  • Trabajo.  Muchas parejas trabajan en sitios distintos. Más de ocho horas fuera de casa, cinco días a la semana. Todo un mundo de percepciones, estados de ánimo, tensiones, experiencias, relaciones con terceros... Muchos días ocurre que el semblante de la vuelta a casa es muy diferente del que había al despertarse al calor del hogar. Muchas horas, mucha vida sin compartir. Sólo la comunicación, la sinceridad, la confianza y la capacidad de apoyo no permitirán que la ausencia laboral se convierta en un problema.
  •  Viajes, ausencias, distancia... También el trabajo u otras razones pueden imponer viajes, distancia y ausencias prolongadas de por medio. La pareja se ve privada de poder reafirmar su compromiso diariamente a la vuelta del trabajo. Es un "más difícil todavía". La solución debe pasar por una mayor comunicación (llamadas de teléfono, hablar mucho, apoyarnos en continuos detalles, atenciones...), y sobre todo más sinceridad, confianza y apoyo. La pareja tiene que hacer un esfuerzo por compartir lo que ocurre fuera del hogar: las aspiraciones, las frustraciones, los éxitos, los enfados, etc.
  • Familia. Padres de ella, padres de él, hermanos, cuñados... ¿Mucha actividad familiar? ¿excesiva?. La familia puede ser una fuente de maravillosas y bonitas relaciones, pero también de distorsiones. Los problemas surgen cuando la actividad familiar afecta a la vida de la pareja con intromisiones, injerencias, preocupaciones, problemas, etc. La familia supone una prueba de fuego para la pareja, la cual tendrá que asumir decisiones y responsabilidades.
  • HijosLos hijos contribuyen de forma decisiva a afianzar la vida de pareja con sentimientos y responsabilidades que hacen más sólida una relación. Pero no siempre ocurre así. Especialmente si no hay equidad, corresponsabilidad, convergencia en los puntos de vista, complicidad a la hora de criar, tratar y educar a los hijos.
  • Uno de los problemas más típicos de la falta de confianza con los celos. Pero no es el único. La desconfianza puede provocar actitudes humillantes para la pareja, además contribuye a fomentar una imagen negativa, la falta de autoestima, etc. La desconfianza debilita el apoyo, la comunicación y el compromiso otros dos pilares importantísimos para la larga vida de la pareja.
  • Apoyo. Apoyo sin reservas, esa es la receta. La falta de apoya crea un sentimiento negativo de frustración, de pensar que "el otro" te ha fallado. La actitud solidaria debe ser una de las constantes vitales de la pareja. 
  • Infidelidad.  Una cosa es que se adopten actitudes liberales y permisivas y otra muy distinta es que en la práctica se tolere y se conviva bien con la infidelidad. Si quiere destruir una pareja, sea infiel; o incluso basta con adoptar actitudes equívocas: excesiva amabilidad, confianza o confidencialidad con un tercero... Algunas parejas no reconocen que estas cosas les sientan mal, las acumulan y van generando desconfianza, negatividad, introversión, falta de comunicación... La pareja, en la practica, suele ser exigente y absorbente y no admitirlo puede llevar a la relación por unas vías llenas de turbulencias y de riesgos.
  • Amistades. La pareja debe llevar una política única de amistades. Una fuente de problemas son las amistades de uno, las amistades del otro. El problema podría ser anecdótico, pero no tanto si la pareja va notando como las confidencias entre los amigos de uno y otro superan la comunicación de la pareja; algo que es aconsejable que no ocurra nunca.
  • Manías, gustosaficiones diferentes.  ¿qué pasa cuando uno quiere las vacaciones en una playa masiva y otro una casita rural? O si uno quiere jugar al golf y el otro montar a caballo; habrá que contar con otros activos (buen sexo, comprensión, empatía, flexibilidad -hoy tú, mañana yo- etc. etc.
  • El sentimiento de proximidad, de solidaridad, de apoyo, es muy importante en la pareja, y debe hacerse todo lo que sirva para fomentarlo. Hacer la cena juntos, meter juntos los platos en el lavavajillas, encender la chimenea, repasar lo que ha sido el día antes de ir a la cama, compartir las obligaciones del día siguiente... todas esas cosas son muy saludables para la pareja.
  • Piensa en positivo. Pensar en negativo es un estado mental que es demoledor para una persona. Se empieza criticando a una vecina y tras esto se sigue con amigos, familiares, etc. Al final la negatividad llega a la pareja y a nosotros mismos. La falta de autoestima es un peligro para la relación de la pareja. La inseguridad se traducirá en desconfianza, falta de apoyo, etc.
  • Capacidad para perdonar. Cuánto más amas a una persona, más capaz eres de perdonarla. Así de sencillo. La falta de capacidad para perdonar es un mal síntoma: indica que el amor no goza de buena salud. Todos comentemos errores; compréndelos y perdónalos de antemano. Piensa en positivo lo que aporta tu pareja. Practica la empatía, tu perdón es un regalo de amor.
  • Respeto. No son solamente las palabras o acciones fuera de lugar, sino también no permitir que nuestra pareja sea quien es y ocupe el lugar que desea en la vida. Cercenar espacios o posibilidades no aporta a la unidad de la pareja, por el contrario, provoca resentimientos que se van agrandando con el correr del tiempo. Esto también se aplica al revés, si permitís que te limiten a niveles molestos o decididamente intolerables, esto mata al amor, vivan o no bajo el mismo techo.
  • Discutir cuando los ánimos estén calmados: Cuando las emociones como la ira, la rabia, la frustración son muy fuertes es recomendable tomarse un tiempo para “tranquilizarse”, ya que no se puede decir que sean un buen momento para la comunicación.
  • Escoger un solo tema de discusión: Es muy frecuente en las parejas que se entrelacen diferentes temas entre sí. Se puede empezar a hablar sobre la educación de los hijos, y misteriosamente, acabar enganchados en una discusión sobre lo mucho que gasta el otro (dejando sin resolver el primer tema). 
  • Hablar en primera persona en las discusiones.  El vicio de criticar o de interpretar lo que se dice, está muy arraigado en  nuestra cultura. 
  • Ceder en búsqueda del punto medio: Para que un acuerdo sea efectivo debe satisfacer a ambas partes. Si uno cede más de la cuenta, puede tener la sensación de haber perdido en sus objetivos en algún punto del camino, o sentirse como si estuvieran suspendidos en el aire, no saber quién es o que se quiere. Negociar implica tener en cuenta los intereses de ambas partes y esto sólo es posible partiendo de una actitud generosa. Vivir en pareja requiere querer al otro como a “ti mismo”, ni más ni menos.
  • Salir del aislamiento: Para tener una relación equilibrada es importante tener ratos de tranquilidad, de diversión, de compartir con los amigos, de perder el  tiempo juntos, en definitiva de ocio y disfrute, porque ello contribuirá a que ambos nos sintamos más relajados y más satisfechos con nosotros mismos. Estar en contacto con el exterior ayuda a relajarse.


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