La revista Eroski trata en su artículo de la obsesión por la pareja:
"Querer mucho, querer demasiado, no existe, querer demasiado es malquerer". "Cuando una persona se obsesiona, se instala en una relación depresiva o vive el amor tormentosamente, no es debido al amor ni a la otra persona. La causa se encuentra en una serie de elementos subyacentes que tiene el paciente", insiste.
El adicto al amor se instala en la etapa pasional, perpetuándola indefinidamente de manera ansiosa e inmadura, comportándose dentro de la relación como un drogodependiente lo haría con la droga"
El dependiente afectivo no suele ser consciente de su problema, y además lo niega y se autoengaña.
Se puede decir que las personas dependientes se anulan y subordinan tanto a su pareja que sólo tienen ojos para la otra persona, "intentando agradarla continuamente por la gran sobrevaloración de ella que llevan a cabo".
Esto significa una equiparación de la adicción al amor con la dependencia emocional, una de las nuevas adicciones sin sustancias, según el psicólogo, que lleva a quien la padece a sentir, incluso, "síndrome de abstinencia ante la ausencia de la pareja y una necesidad imperiosa del otro a toda costa", Una persona obsesionada por el amor no quiere al otro o la otra sino a una imagen, a una sublimación de la imagen del otro.
"El adicto o adicta al amor -indica el psiquiatra- se enamora de una y otra persona, pero no cierra las relaciones. Está enamorado o enamorada de todas las parejas. Va de flor en flor y la persona se queda prendada y fracasada en todas las relaciones. Es un fracasado relacional y esto hace que repita con sucesivas parejas comportamientos similares sin llegar a conocer a la otra persona. Proyectan en la otra persona lo que buscan, pero en el fondo desconocen a la persona de la que creen estar enamorados"
Lo más característico de este tipo de enamorados o enamoradas es su miedo a estar solos y el profundo dolor que les produce la ruptura con su pareja, hasta el punto de quedar, según Sirvent, "marcado a fuego el dolor por la pérdida". "El miedo a la pérdida, a la soledad, es algo que no soportan. Viven tan sometidos a la proyección de esa imagen que para no perderla son capaces de humillarse, de entregarse a la otra persona, de coger el teléfono móvil y llamar constantemente", detalla.
Además, cuando no tienen una relación, la obsesión se concentra en la pareja anterior, a la que pueden continuar bombardeando con mensajes, llamadas o incluso encuentros sexuales, o bien se obsesionan por otra persona que entienden podría ser un buen candidato", explica Castelló para referirse a una situación en la que la persona dependiente suele tener preferencia por las parejas egoístas, distintas, muy seguras de sí mismas e incluso hostiles.
El perfil que comparten quienes padecen obsesión u adicción al amor son los siguientes:
- Necesitan excesivamente la aprobación de los demás y caerles bien. Me da igual. Está claro que no le podemos caer bien a todo el mundo.
- Sienten una baja autoestima, debido a que han sufrido relaciones afectivas insatisfactorias a lo largo de su vida.
- Sitúan a la pareja en el primer lugar de su vida, con muchísima diferencia.
- Se ilusionan y fantasean enormemente al comienzo de una relación o con la aparición de una persona que creen interesante.
- Suelen adoptar posiciones subordinadas en las relaciones.
- La ruptura les supone un auténtico trauma, pero sus deseos de tener una relación son tan grandes que buscan pronto a otra persona.
- No siempre son selectivos porque les urge tener una pareja.
- Buscan una posición dominante en la pareja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario