Venderse barato es uno de los síntomas de la autosubestimación. Rechazarse, pensar que los otros van a rechazarle, juzgarse duramente, evitar riesgos (y la posibilidad de fracasar) y ser prefecccionista son otras formas en que se manifiesta la autosubestimación.
Las personas que se subestiman reaccionan reaccionan a las situaciones con pensamientos y sentimientos negativos. Los que están alrededor de alguien así, saben que no se precia suficientemente y por eso, a su vez, suelen no dispensarle el respeto y la consideración que merece. Esto fortalece la idea de que vale poco y el ciclo continúa.
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