viernes, 1 de noviembre de 2013

Distorsión de la ira 4: Conclusiones Precipitadas o Lectura de Pensamiento




En ocasiones nos precipitamos a la hora de sacar conclusiones y leer la mente de los demás. Cuando nos sentimos heridos o molestos lo más fácil es imaginarnos que lo ha hecho a propósito. En lugar de pensar en las posibles razones para que las cosas hayan sucedido así, damos por sentado que conocemos los motivos "reales" de la otra persona. Nos centramos en una única explicación. El otro se ha comportado como un miserable y nos ha hecho daño deliberadamente.

No es complicado adivinar los motivos de los demás. Sin embargo, en muchas ocasiones nos equivocamos, ya sea en parte o completamente. Las conclusiones precipitadas pueden provocar problemas reales: por ejemplo, cuando actuamos movidos por la ira a partir de suposiciones erróneas y más tarde descubrimos que la situación real era totalmente distitnta a la que habíamos imaginado.

Ejemplos
  • Se ha comportado como si sólo tuviese la intención de corregir mi gramática. Pero en realidad ha intentado hacerme parecer un estúpido.
  • Sé que ha hecho todo eso para avengorzarme delante de todos.
  • Qué tarea tan estúpida. Quiere hacerme quedar mal.
  • Sólo llega tarde para fastidiarme.
El mejor modo de evitar conclusiones precipitadas consiste en estar atento y sorprenderse a uno mismo formulando las suposiciones.

En ocasiones, es posible que sus interpretaciones de la conducta de la otra persona sean correctas. Sin embargo, casi siempre existen razones muy diversas para las acciones de los demás (cosas que podrían sorprenderle). Su ira podría estar fuera de lugar o ser desproporcionada con respecto a la situación.

Un buen modo de trabajar las conclusiones precipitadas consiste en acostumbrarse en desarrollar explicaciones alternativas para la conducta de los demás. Practique la lluvia de ideas: intente pensar en el máximo número posible de situaciones y considere su suposición original una de las muchas explicaciones posibles.

Pensamientos de afrontamiento para sustituir las conclusiones precipitadas.
  • Ésa es una posibilidad, pero podría haber otras razones para explicar su comportamiento.
  • Debo dejar de intentar adivinar los motivos de los demás.
  • Enfadarme no va a ayudarme a entender qué está pasando realmente. Necesito más datos.
  • Mi suposición podría no ser correcta. Será mejor que la analice.


Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns



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