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viernes, 1 de noviembre de 2013

Distorsión de la ira 2: Exigencia Excesiva

El mejor ejemplo de esta distorsión de la ira consiste en convertir las preferencias personales en el equivalente a los Diez Mandamientos. En general, estos pensamientos incluyen pensamientos como debería, tengo que, tendría queTener unos valores claros es algo positivo. Sin embargo, cuando esos valores se elevan a la categoría de dictados morales pueden surgir problemas con la ira.

Concretamente, la ira hace acto de presencia cuando juzgamos a los demás a través de una serie de mandamientos sobre cómo deberían o no deberían comportarse. Un caso típico es el de otorgarse un derecho o privilegio (A mí no deberían ocurrirme cosas malas) Otro caso habitual implica el perfeccionismo (Ésa no es la forma correcta de hacerlo. Deberías hacerlo bien). La ecuanimidad es otro tema importante (Eso no es justo. No es correcto que las cosas no estén igualadas).

El mayor problema de las estrategias de exigencia excesiva es que los demás rara vez hacen lo que consideramos que deben hacer. Sólo porque deseemos algo o creamos en algo no significa que los demás tengan que estar de acuerdo. Cuando las cosas no van como nos gustaría, o cuando no conseguimos lo que queremos, resulta razonable sentirse frustrado y decepcionado. Sin embargo, achacar esos sentimientos a los fallos morales de otra persona es un camino seguro hacia la ira.

Cuando usted insiste en querer que los demás sean perfectos, lo que consigue es simplemente hacerse desdichado a sí mismo y quedarse inmovilizado. Si por ejemplo, la habitación del hotel que usted había reservado no está disponible, es mejor que busque otra solución, como irse a otro hotel. Su irritación no hará que aparezca una habitación por arte de magia.



Las enunciaciones debería de tipo irracional se basan en el supuesto según el cual usted cree que tiene derecho a obtener siempre una gratificación inmediata, de modo que en las ocasiones en las que no consigue lo que desea le da un ataque de pánico o rabia.

La gente proclive a la ira suele formular sus deseos en términos moralistas como éstos: Si soy buena con alguien, esa persona debería apreciarlo. 

Los demás tienen libre albedrío y suelen pensar y actuar de maneras que a usted no le gustan. Toda su insistencia para que esa persona haga lo que usted quiere producirá resultados contrarios. Sus intentos por coaccionar y manipular a la gente con exigencias coléricas con frecuencia la alienarán y la polarizarán y harán que tenga menos deseos de complacerlo. Y es así porque a los demás no les gusta que los controlen o dominen, como tampoco le gusta a usted. Su irritación sólo hará que se limiten las posibilidades creativas para resolver los problemas.

No es verdad que usted tenga derecho a obtener lo que quiere sólo porque lo quiere. Tendrá que negociar. No duplique su problema acalorándose y atormentándose a sí mismo.

Cuando usted se enfurece con alguien  afirma que está actuando injustamente, muy a menudo lo que sucede realmente es que está actuando injustamente con respecto  a una serie de patrones y a un marco de referencia que difiere del suyo. Su suposición de que el otro está siendo injusto implica que su manera de ver las cosas es universalmente aceptada. Si éste fuera el caso, todos deberíamos ser iguales, pero no lo somos. Todos pensamos de forma diferente. Cuando usted pasa esta verdad por alto y acusa a la otra persona de ser injusta, está polarizando innecesariamente la interacción, porque la otra persona se sentirá insultada y asumirá una actitud defensiva. Entonces los dos discutirán infructuosamente sobre quién tiene razón.

Aunque esté convencido de que el otro tipo está actuando injustamente, deber darse cuenta de que sólo lo hace con respecto al sistema de valores que tiene usted. Él está actuando de acuerdo con su propio sistema de valores, y no según el que rige para usted. La mayoría de las veces, su reprobable acción a él le parecerá bastante justa y razonable.

¿Usted quiere que la gente actúe justamente? Entonces debe querer que actúe como lo hace aunque le disguste. Mientras tanto, puede tomar medidas para asegurarse de que no sufrirá como consecuencia de lo que hace el otro.


Fuente: Sentirse Bien, una nueva terapia contra las depresiones. David Burns

Sobre la ira - Frases de Tus Zonas Erróneas

- Psicológicamente, la ira acaba con las relaciones afectivas; interfiere con la comunicación; conduce a la culpabilidad y a la depresión y en general interfiere con tu vida.

- La expresión de tu ira es más saludable que su represión. Pero existe una postura aún más sana: no sentir esa ira en absoluto.

- La ira nunca logra cambiar a los demás: sólo consigue intensificar el deseo de la otra persona de controlar a la persona enfadada. Si la persona ve qué nos hace enfadar, puede repetirlo para hacernos enfadar otra vez (puede enfadar a la otra persona cuando quiera).

- La ironía de la ira es que nunca logra cambiar a los demás: sólo consigue intensificar el deseo de la otra persona de controlar a la persona enfadada.

- Si bien el provocador aparenta estar asustado, por otro lado sabe que puede enfadar a la otra persona cuando quiera.

Cada vez que eliges enfadarte debido al comportamiento de otra persona, le estás privando de su derecho de ser lo que ella escoja. Dentro de tu cabeza está la frase neurótica: ¿Por qué no eres más parecido a mi? Pero los demás no serán nunca como tú quieres que sean, todo el tiempo por lo menos. Gran parte del tiempo las cosas y la gente serán distintas a lo que tú quisieras que fueran. Así es el mundo, y la posibilidad de cambiarlo es nula.

- No reírse es un indicativo patológico. ¿Qué sacas con desperdiciar tu presente estando enfadado cuando la risa sienta tan bien?

Cada vez que optas por la rabia cuando te enfrentas con alguien o con algo que no te gusta, optas por dejarte herir o inmovilizarte de alguna manera por culpa de la realidad. Es una tontería molestarse por cosas que no van a cambiar nunca. En vez de escoger la ira, puedes empezar a pensar en los demás como en seres que tienen derecho a ser diferentes a lo que tú quisieras que fueras.

La ira sólo alentará a los demás a seguir siendo como son y te provocará tensiones físicas y torturas mentales.

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Sugerencias para reemplazar la ira


- La ira se puede eliminar. Para ello es necesario pensar de distinta manera y se puede lograr ocupándose de un sólo momento presente a la vez.

- La meta final debe ser aprender a pensar de forma diferente para no crear esa furia. Pensamientos internos como éste: “Si él quiere hacer el tonto, yo no voy a elegir a molestarme por ello. Es él, no yo, el que se comporta de manera estúpida”. O, “Las cosas no funcionan como yo creo que deberían hacerlo. Y aunque no me gusta, no voy a dejarme inmovilizar por ello”.

- Trata de acordarte en el momento en que te enfades que los demás tienen derecho a ser lo que escogen ser, que tu exigencia de que sean diferentes sólo logra prolongar tu ira. Trabaja para lograr permitirle a los demás el derecho a sus propias elecciones, así como insiste en tu propio derecho a la libre elección.

- Ten conciencia de que todas las cosas en las que crees serán desaprobadas por el 50% de la gente el 50% del tiempo. Si esperas que gran parte de la gente esté en desacuerdo contigo, verás que no escoges la ira.

Trata de no esperar demasiado de los demás. Cuando dejas de tener expectativas, dejas de esperar lo que muy bien puede ser imposible y dejas de enfadarte si no lo consigues.

Trata de postergar la ira gradualmente; primero quince segundos y explota como sueles hacerlo. La próxima vez trata de postergarla treinta segundos y sigue alargando los intervalos. Cuando empieces a ver que puedes postergar la ira, te darás cuenta que has aprendido a postergarla. Postergarla significa controlarla y con mucha práctica la eliminarás por completo.

- Puedes comunicar tus sentimientos sin expresar ira: quizá una notita por escrito, un mensaje o una caminata.

- Aplaca tu ira durante los primeros segundos clasificando lo que sientes y lo que crees que siente tu compañero también. Los primeros diez segundos son cruciales. Si logras sobrepasarlos verás a menudo que la rabia se ha desvanecido por sí sola.

- Si bien la expresión de la ira es una alternativa saludable a guardarse ese sentimiento en el interior, no sentirla en absoluto es la opción más saludable de todas. Cuando dejes de pensar que la ira es algo natural, habrás adquirido una razón interna para eliminarla

- ¿Qué sacas con desperdiciar tu presente estando enfadado cuando la risa sienta tan bien?

- La ira se entromete en nuestro camino. No vale para nada, no es beneficiosa para nada. Olvídate de los demás. Haz por tu cuenta tus propias elecciones y no permitas que estén empañada por la ira.

viernes, 30 de agosto de 2013

Proclama tu independencia


El depender de alguien psicológicamente quiere decir que esta relación no implica una elección; sino que es una relación por la cual te sientes obligado a ser algo que no quieres ser y que te ofende al sentirte forzado a comportarte de esa manera.

La obligación genera culpa y dependencia, mientras que la libre elección inspira amor e independencia. La independencia psicológica implica no necesitar a los demás. No digo no desear tener relaciones con los demás, lo que digo es no necesitarlos. En el momento en que sientes esa necesidad te vuelves vulnerable, eres un esclavo.

Mientras pienses que tienes que hacer algo porque es lo que se espera de ti en cualquier relación, y el hacerlo te provoca resentimientos de culpa contra esa persona y el no hacerlo te carga de culpa, puedes estar seguro que tienes que ocuparte de esa zona errónea.

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Para saber más sobre este tema, sigue leyendo en Tus Zonas Erróneas.