Aquí hay diferentes argumentos que puedes utilizar para convencer a tu hijo o hija que vaya al psicólogo /a.
- Los psicólogos no solamente tratan a personas que tengan algún tipo de trastorno mental sino también a personas que desean mejorar, superar sus dificultades y tener una vida plena y satisfactoria.
- No le van a decir lo que tiene que hacer, sino que le orientarán sobre diversas alternativas que por experiencia les ha funcionado a muchas personas.
- Al final, la persona será la que decida cómo desea sentirse y cómo desea llevar su vida.
- Pedirle que considere qué es lo peor que le podría suceder si asiste a una cita con el psicólogo.
- Vencer los pre-juicios sobre que el psicólogo se pondrá en su contra. Los psicólogos no suelen juzgar a las personas ni buscar culpables sino encontrar las mejores alternativas de solución para que la persona libremente pueda optar por la que considere más conveniente para su caso específico.
- Puede resultar contraproducente insistirle o forzarle a hacer algo de lo que la persona no está convencida. Por lo tanto, se recomienda persuadirla de que el objetivo principal es el bienestar de todos los integrantes de la familia, que se trata de mejorar su calidad de vida, la cual aparentemente no debe ser muy satisfactoria para dicha persona en la actualidad y, como todos, deseará gozar de una vida tranquila y plena.
- Motivar a la persona haciéndole comprender que la situación actual aún está a tiempo de poder ser solucionada. De lo contrario, los conflictos podrán incrementarse y luego podría resultar más complicado resolverlos conllevando incluso a otros problemas.
- Hacerle ver el daño que se está provocando a sí mismo y a los demás pero dejando claro que no es una mala persona sino sólo alguien que necesita ayuda. Vale aclarar que en ocasiones la persona no está muy interesada en los daños que se provoca a sí mismo pero en cambio, se preocupa por el daño que pueda hacerle a su pareja o a su familia. Entonces éste será el campo de batalla principal: mostrarle que la ayuda psicológica no sólo podría ayudarle a él mismo sino que también podría ayudar a ese otro significativo. Debemos tener presente que en esta técnica lo más importante es no denigrar a la persona sino mostrarle que necesita ayuda e incluso motivarlo diciéndole que su problemática tiene solución. Caso contrario podríamos causar más mal que bien.
- Aprovechar los momentos t en los cuales la persona se percata que algo no está bien, esos instantes en que duda de sus comportamientos y se pregunta si sería posible eliminarlos.
- Hacerle comprender que el psicólogo es un profesional que no sólo atiende las psicopatologías sino que también nos ayuda a encauzar la vida y a superar las dificultades. En este caso es importante puntualizar que el psicólogo no le juzgará ni le dirá lo que tiene que hacer. El psicólogo es sólo un profesional que le mostrará alternativas para solucionar su problema y le acompañará en el camino.
- Dejarle la idea de que no pierde nada con acudir a una consulta; si no le agrada, siempre podrá buscar otro profesional.
- No presionarle. A nadie le gusta sentirse presionado o pensar que otra persona se está inmiscuyendo en sus asuntos privados. Por ello, los argumentos que se usen deberán ser moderados en el tono emocional.
- Detectar las verdaderas cosas que le son significativas a la persona porque éstas se podrán usar como un argumento que le convenza. Algunas personas pueden negarse a hacer las cosas por sí mismos pero lo harían por los otros o por mantener un trabajo o una pasión.
- Explotar la disonancia cognitiva. Generalmente no soportamos la disonancia cognitiva, por ello, si una persona es muy flexible en su vida cotidiana, no soportará que le digamos que su falta de flexibilidad le impide ir al psicólogo. Una estrategia que no es la ideal pero que la persona asumirá como un desafío personal.
Si todas estas técnicas no funcionan siempre es posible encontrar profesionales que realicen una consulta a domicilio donde la persona y el psicólogo podrán llegar a un acuerdo para iniciar a recibir la terapia (o no).
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