Si alguien le está atacando verbalmente, tiene usted tres opciones:
1- Resistir y devolver los disparos (esto suele terminar en guerra y destrucción mutua)
2- Escapar o tratar de esquivar las balas (esta actitud a menudo produce humillación y pérdida de autoestima)
3- Quedarse en el mismo sitio y desarmar hábilmente al oponente (la solución más satisfactoria)
¿Cómo se logra esto? Es simple: ya sea que su crítico tenga razón o esté equivocado, inicialmente busque , una manera de coincidir con él., admitiendo su error y buscando una alternativa.
Ahora, suponga que la persona que le está atacando le está haciendo críticas que para usted son injustas y en absoluto válidas. ¿Qué pasaría si resulta poco realista que usted cambie? Es fácil: usted puede coincidir en principio con la crítica o puede hallar una pizca de verdad en la afirmación y estar de acuerdo, o puede admitir que la aflicción de la persona es comprensible porque se basa en su manera de percibir la situación.
Éstas son las reglas del juego:
1- buscar la manera de coincidir con el adversario.
2- evitar los sarcasmos y las actitudes defensivas
3- decir siempre la verdad
De esta manera, el irritado crítico, por lo general habrá perdido ímpetu. Dado que yo no contraataco, sino que, por el contrario, busco la manera de coincidir con mi oponente, la persona parece quedarse rápidamente sin municiones: he logrado desarmarla.
Como práctica, puede escribir diálogos imaginarios entre usted y un crítico hostil, pensando cómo podría contestar.
Notará que usted tiene una tendencia profunda, casi irresistible, a defenderse cuando se le acusa injustamente. ERROR! Si usted cede ante esta tendencia, verá que la intensidad del ataque de su oponente aumentará.
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