Una vez que haya escuchado a su crítico, empleando el método de la empatía, y lo haya desarmado encontrando alguna manera de coincidir con él, se encontrará en condiciones de explicar su posición y sus emociones con tacto pero con firmeza, y de negociar cualquier diferencia real.
Supongamos que el crítico está absolutamente equivocado. ¿Cómo puede expresarlo sin ser destructivo? Se trata de algo sencillo: puede expresar su punto de vista objetivamente reconociendo que podría estar equivocado. Evite endilgarle etiquetas destructivas a su crítico.
Si el crítico sigue sermoneándole, reiterando una y otra vez el mismo tema, usted simplemente puede repetir su respuesta con cortesía pero con firmeza una y otra vez hasta que la persona se canse.
A veces la solución será algo intermedio. Quizá tenga que transigir en parte, pero si ha aplicado correctamente las técnicas de la empatía y el desarme, es probable que consiga más de lo que desea.
En muchas ocasiones usted estará totalmente equivocado y el crítico tendrá razón. En este caso el respeto de su crítico por usted probablemente aumentará. Entonces agradezca a la persona que le haya proporcionado la información y pida disculpas por cualquier daño que pudiera haberle causado.
Quizás usted piense que tiene derecho a defenderse cuando alguien le critica y se pregunta por qué debe quedar bien con la otra persona. ¿No es humano irritarse y perder los estribos?
Lo crucial de este método no estriba en expresar o no lo que siente, sino en la manera de hacerlo. Si usted estalla, puede sentirse bien momentáneamente, pero a la larga puede que le perjudique y se ha privado de la posibilidad de aprender lo que el crítico estaba tratando de demostrarle. Y lo que es peor, usted puede llegar a experimentar una reacción depresiva y castigarse excesivamente por su ataque de malhumor.
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