lunes, 10 de abril de 2017

El lado oscuro de pensar demasiado



"Tu problema es que le das demasiada vueltas a las cosas", me dijeron una vez. Pensar mucho las cosas puede ser bueno, nos hace ser constantes, por ejemplo, en buscar la solución a un problema, hasta que damos con ella. Pero también tiene su lado oscuro. 

En el momento en que un pensamiento se hace recurrente y nos aporta infelicidad  cada vez que nos recreamos en él,  necesitaremos buscar vías de escape para recuperar nuestro equilibrio emocional. 



Los pensamientos que nos atormentan pueden ser muy variopintos: la relación con el jefe, algún defecto que nos vemos en el cuerpo, nuestra personalidad, inteligencia, el fracaso en alguna relación sentimental, nuestra relación con los hijos, y muchos más que me dejo. Seguramente casi todos hemos tenido pensamientos negativos y repetitivos respecto a estos temas en algún momento de nuestras vidas: estoy gord@, se me cae el pelo, no soy lo suficientemente inteligente, extrovertid@, guap@, joven, mis hijos no me quieren ver, por qué no se ha enamorado de mí, por qué me ignoran.

Estar ocioso demasiado tiempo puede agravar el problema, ya que tienes más tiempo para pensar. Ya lo dicen las diferentes revistas digitales,  "Mantén tu mente ocupada",  "Haz ejercicio",  "Busca personas y actividades que te hagan reir",  "Aprende cosas nuevas", "No busques excusas, actúa", "Focaliza tu atención en una actividad que te motive". Aún así, a pesar de que estemos súper activos y sigamos estos consejos, los pensamientos recurrentes pueden invadir nuestra mente en el momento en el que nuestro cerebro esté "libre". ¿Qué hacer entonces?

Algunos recomiendan escribir los pensamientos intrusivos y tirarlos a la papelera, o bien decirles ALTO (incluso chasqueando los dedos) , cuando aparezcan y sustituirlos por otros pensamientos. Por supuesto, tendremos que acudir a un terapeuta si no podemos desprendernos de ellos sol@s.

Por internet nos desaconsejan encarecidamente que dejemos de pensar en aquello que. nos obsesiona. Tú dile a alguien que no piense en algo, y enseguida se pondrá a pensar en eso. Si decides ponerte a dieta, seguramente tendrás más deseo que antes de comer cosas que engorden. Así somos los humanos, deseamos lo que no tenemos. 

He leído en muchas publicaciones digitales el experimento de los osos blancos. Lee aquí si quieres saber de qué va detalladamente. Basta que te digan que no pienses en osos blancos, para que pienses en ellos. Lo mismo pasa con otros tipos de pensamientos. Vale, no bloqueo los pensamientos, pero el pensamiento sigue estando ahí, quizás ya no tan fuerte. ¿Cómo lo elimino? No lo quiero en mi vida.

La revista Éxito Personal recomienda la atención plena , llevar nuestra mente al presente, al aquí y al ahora, utilizando para ello la respiración y la atención a los detalles que percibimos por nuestros sentidos: la vista, el tacto, el oído, el olor.  Es como ver la vida en cámara lenta y decirte a ti mismo lo que estás haciendo. De esta manera, dejamos de centrarnos en los pensamientos distorsionados y ponemos nuestra atención en el ahora:

1- Mira a un punto fijo: cuando haces esta técnica el cerebro deja de traerse recuerdos de forma espontánea, ya que cuando tu cerebro accede a imágenes, sonidos o sensaciones de tu memoria, tus ojos se mueven hacia diferentes posiciones. Esto está basado en la PNL.

2-Concéntrate en tu respiración. Pon tu atención en la sensación física del aire entrando y saliendo por tu nariz. Intenta captar cada uno de los matices de esta sensación física. Cualquier otra percepción física serviría, como por ejemplo ser consciente del tacto de tu ropa, o de los latidos de tu corazón. O también una referencia externa, como el tic tac de un reloj. Aunque la respiración es la más fácil y cómoda. Este es el funcionamiento de la Meditación de Atención Plena.

3 – Escanea y focalízate en los detalles visuales. Consiste en realizar un barrido visual moviendo la cabeza de un lado a otro, pero en lugar de mirar con visión periférica, centrarte en determinados detalles específicos. Este proceso le manda al cerebro un mensaje de “alerta”, tu mente considera que lo que hay ahora mismo en tu entorno es importante, por lo que deja de traerse recuerdos y fantasías para volver al momento presente. Esto es el Anclaje de Alerta de Robert Dilts,


4- Localiza la posición de los sonidos. La ubicacion espacial de los sonidos te trae de vuelta al momento presente.  Es similar a la focalización en detalles visuales, sólo que utilizando la percepción auditiva en lugar de la visual. Este sonido que oigo, está a mi derecha, bastante cerca, este otro está detrás mío y a la izquierda, a varios metros de mí. Esta técnica es la más práctica y natural cuando estás andando por la calle, o estás en compañía de gente, con amigos tomándote algo, en un día ajetreado en el trabajo, etc. Si conscientemente te dedicas a ubicar espacialmente los sonidos que escuchas, tu cerebro entra en el modo de centrarse en el aquí y el ahora.


Poco a poco tu cerebro irá centrándose en lo corporal e irá calmando la generación espontánea de imágenes y sensaciones en tu mente.

Si  a pesar de utilizar todas estas técnicas, sigues teniendo los pensamientos repetitivos, no te estreses, recuerda que no hay mal que cien años dure. Seguramente habrás tenido momentos en tu vida pasada en los que el recuerdo de ciertas situaciones o personas te producían un dolor que ya no sientes en la actualidad. Deja pasar el tiempo. 

Si quieres saber más:  
Psicóloga en Madrid             UPSOCL
Psicología y Mente               Éxito Personal
Cómo dejar de...                   Wikihow



1 comentario:

  1. Luis Manteiga Pousa5 de marzo de 2023, 0:23

    El problema no es pensar mucho, el problema es pensar mal. Si piensas mucho y bien es lo mejor, siempre que te deje dormir y descansar lo que necesites. Clasificación por orden de mejor a peor: Pensar mucho y bien. Pensar poco y bien. Pensar poco y mal. Pensar mucho y mal.

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