Recompense la conducta deseada en lugar de castigar la conducta indeseada. El castigo provoca resentimiento y produce alienación y alejamiento.
En lugar de reforzar todas las cosas negativas de los demás (pareja, hijos, alumnos, amigos, padres) y reaccionar ante ellas, empecemos a reforzar sistemáticamente las que sí nos gustan (elogios, comida, sexo, afecto, etc).
Sea alegre, positivo, halagador, alabe, anime. Evite toda hostilidad, crítica, pelea o exigencia y encuentre la manera de estar de acuerdo (Técnica desarmante).
Por supuesto, ésta no es la única manera de relacionarse con la gente e influir en ella y no hay ninguna garantía de que dé resultado. Algunas situaciones pueden ser irreversibles, y no siempre se puede conseguir lo que se quiere.
De cualquier modo, ensaye el sistema de recompensas positivas. Tal vez se sorprenda de su efectividad.
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