Algunos
ejercicios fáciles para amarse a sí mismo:
La
práctica del amor a uno mismo empieza por la mente. Debes aprender a
controlar tus pensamientos. Eso requiere ser muy consciente del
presente cuando te comportas de una forma autodestructiva.
He
aquí una breve lista de esta clase de comportamientos que luego
podrás ampliar cuando consigas un sentido de autoestima basado en tu
propia valía.
- No achacar los buenos resultados a la suerte, sino a uno mismo.
- Si hay alguien por el que sientes verdadero amor, díselo de frente: “Te amo” y mientras observas su reacción puedes darte una palmadita en la espalda por haberte atrevido a correr ese riesgo.
- Empieza a elegir las cosas que más te gusten en todas las situaciones. Abomina y destierra toda conducta anegada en la que te niegues a ti mismo a menos que sea absolutamente necesario. Y rara vez lo es.
- Al cabo de un día agobiante, toma tiempo para una siesta o date un paseo por el parque, incluso si tienes mucho que hacer. Te ayudará a sentirte ciento por ciento mejor.
- En vez de dudar inmediatamente de la sinceridad de cualquier gesto afectivo, acéptalo con “muchas gracias” o “cuánto me alegro que pienses así”.
- Elimina la envidia reconociéndola como una manera de rebajarte a ti mismo. Al compararte con otra persona e imaginarte que eres menos querida que ella, haces que otros sean más importantes que tú. Con la práctica y la costumbre de amarte a ti mismo, cualquier circunstancia que antes te daba celos o envidia funcionará de manera inversa. Creerás tanto en ti mismo que no necesitarás ni el amor ni la aceptación de los demás para sentir que vales.
- Si él o ella escogen a otra persona, la elección es un reflejo de su personalidad, no de la tuya.
- Tu actividad basada en el amor a ti mismo puede incluir nuevas formas de tratar tu cuerpo: tratar de perder peso, hacer ejercicio, salir, disfrutar de la naturaleza, procurar que tu cuerpo sea atractivo.
- Un día entero pasado encerrado o llevando a cabo actividades aburridas es un voto de hostilidad hacia tu propia persona. A menos que te guste estar encerrado, en cuyo caso, tu habrás elegido esa situación.
- Sexualmente, puedes elegir que la búsqueda de tu placer sea más importante que el de tu compañero. Sólo al escoger gratificarte a ti mismo podrás dar placer a otra persona. Si no eres feliz, por lo general, tu compañero se sentirá desilusionado.
- Puede que no te guste cómo hiciste algún trabajo: eso no quiere decir que tú no valgas. Tú debes saber que tienes un valor ajeno a tus logros. Es tan absurdo hacer que lo que tú vales dependa de algún logro externo como lo es hacer que dependa de la opinión de otra persona.
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Para saber más sobre este tema, ver el menú de Agosto 2013, Tus Zonas Erróneas.
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