Si te sientes
perturbado porque no puedes hacer algo que otra gente puede hacer o
ha hecho, es porque has dejado que sean ellos los que te controlen.
Cada vez que te comparas a ti mismo con cualquier otra persona, estás
jugando al juego de “No es justo” y trasladándote desde tu
postura de confianza en ti mismo al pensamiento externo dirigido por
terceros.
En
vez de pensar que las cosas son injustas, puedes decidir
lo que realmente quieres y ponerte a buscar los modos para lograrlo,
independientemente de lo que el resto del mundo quiere o hace.
No importa
cuánto te quejes, ya que así no lograrás ningún cambio positivo.
Si te enfocas a ti mismo en vez de compararte con los demás, te
darás cuenta de que no vale la pena molestarse por la falta de
equidad y justicia.
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Para saber más sobre este tema, sigue leyendo en Tus Zonas Erróneas.
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