lunes, 2 de enero de 2012

El miedo al rechazo

angelred.com

Pocas experiencias son más dolorosas que la de ser rechazado. Nada puede destruir con mayor rapidez nuestro amor propio. Es profunda la herida de que no te quieran, de sentirse aislado, rechazado. El miedo al rechazo es el juego que más perdedores se cobra. A pesar del dolor que provoca, estoy convencida de que las propias personas son sus causantes. La personalidad propensa al rechazo tiende a verse a sí misma bajo la peor luz posible y en el centro del universo negativo. 

En realidad, siempre existen por lo menos tres maneras de ver cualquier situación, tres ventanas de la percepción.

Cada ventana revela un enfoque diferente de una misma situación:


  1. Los hechos objetivos de lo sucedido.
  2. Tu percepción de lo ocurrido.
  3. Todas las explicaciones posibles de lo que pudo haber pasado.

La personalidad sana, aquella que no permitirá que la rechacen, ha aprendido a mirar por la ventana tres en sus encuentros con otras personas.

Cuando nos sintamos rechazados, debemos hacernos esta pregunta:

¿Cuál es la prueba? ¿Por qué no es igualmente posible una explicación menos dolorosa?

Cuando sientas que otra persona te está rechazando, en realidad eres tú quien lo está haciendo. Te estás confabulando con la otra persona para asumir el papel de rechazado.

La única persona que puede rechazarte eres tú mismo.

La clave para aprender a controlar el rechazo es reconocer lo siguiente:


1. Tenemos derecho a rechazar, y la otra persona también. Es importante que nos enfrentemos a esta idea clara. No todas las personas van a agradarte, ni tú vas a agradarle a todas las personas. No tienes por qué aceptar a todo el mundo, ni todo el mundo tiene por qué aceptarte a tí.

2. Cuando un encuentro social no tiene un resultado satisfactorio, no busques automáticamente tu capa de inseguridad. No vuelvas a suponer que te han rechazado otra vez, porque eres demasiado gordo, delgado, bajo, alto, tímido o agresivo. Debes librarte de la sensación de que estás en la fila de los esclavos y alguien te está pellizcando los biceps y revisando tus dientes y considerandote deseable. Aprende a actuar en el mercado de la amistad, del trabajo y del amor, en lugar de escaparte. No siempre vas a ganar. Pero cuando hayas aprendido a escuchar la palabra "no" sin deprimirte, estarás en el camino correcto para romper el hábito del rechazo.

Una vez que consideres el encuentro social desde este punto de vista : que todos tenemos derecho a rechazar, te librarás de la presión de tu yo. Y una vez que tu yo esté lo suficientemente entrenado como para controlar el rechazo, permaneceras en el juego en lugar de escurrirte hacia tu caparazón cada vez que fracasa un encuentro.

Aceptación y rechazo, el ciclo normal de la vida. Lo importante es el cambio que se produce en el cerebro. Aprender a arriesgarse al rechazo, no a evitar que te rechacen, lo cual es otro modo de decir que estas aprendiendo a comprometerte con la vida. Ver cada reunión como lo que es: personas charlando en una fiesta y no como un examen final de vida o muerte, de aceptación o rechazo.


3-. .. asi como podemos ser rechazados en un momento, tambien nosotros mismos lo hemos hechos infinidad de veces.

No es bueno tener miedo al rechazo de antemano, puesto que de esa manera nos estamos embarcando en un bote que puede naufragar al menor síntoma de desaprobación.

http://revista-digital.verdadera-seduccion.com/aceptando-el-rechazo/

Si has sido víctima del rechazo en una o varias ocasiones, entonces te daremos algunas pautas de cómo sobrellevar esa situación.


No ha pasado nada

Alguien una vez me dijo una frase muy interesante:
“Todo depende de cómo tomes las cosas y el resto las tomará igual”
Para ponerlo en el contexto de un ejemplo, si hay un terremoto en tu localidad y una persona se desespera y grita de forma incontrolable, el resto también lo hará, entonces aplicándolo a nuestra hipotética situación de rechazo, si te dicen “No puedo aceptar tu invitación” tu manéjalo de la mejor forma posible y basta con un “Esta bien, quizá pueda ser en otra ocasión” de seguro tu contraparte por compromiso o no, te dirá algo del estilo “Seguro, en otra ocasión saldremos“.

No cierres la puerta

A veces el rechazo no necesariamente se da por que le seamos del todo indiferentes a la otra persona, sino que es cuestión más bien de que su agenda se cruza con la invitación que tú le haces, por eso de forma cortes y sin pecar de insistente, confirma si en verdad le interesa salir en una oportunidad diferente.

No, es no

Bueno este es el cuadro más difícil y hace relación al momento cuando definitivamente la chica(o) en cuestión no quiere saber nada de ti, ya lo intentaste por vez primera, confirmaste por si acaso y nada, si este es el caso…
Lo mejor es ser cortes y dejar la situación con una disculpa de por medio en dado caso de que hubiera existido algo que incomodara a la otra persona.
Al fin y al cabo siempre podrás encontrar alguien más quien sí quiera ser la afortunada de compartir tu tiempo y tu tan privilegiado espacio.
Lo importante es que aprendas que un rechazo, sólo es una persona que ha decidido no aceptar una invitación a salir, no lo lleves a un nivel más profundo y mucho menos dejes que eso te afecte en el futuro, recuerda que recibir un no es simplemente un paso más cerca del sí tan ansiado, ya que por estadística entre más preguntes e invites a salir más oportunidades existen de que tus invitaciones sean aceptadas.
Piensa siempre positivo y no te desmoralices ante las negativas, pues si pierdes seguridad se notará en la manera en la que abordes a la otra persona y en consecuencia atraeremos el rechazoen cambio si vemos el rechazo como una oportunidad de pulir nuestra “habilidad” para hablar con el sexo opuesto (no siempre) estaremos mucho más preparados para iniciar un acercamiento efectivo que pueda concluir satisfactoriamente en una buena cita
No lo olviden, en vez de agachar la cabeza en sinónimo de derrota tomemos una buena bocanada de aire, irgamos la postura, hagamos uso de nuestra mejor sonrisa y salgamos al ruedo dispuestos a fallar de vez en cuando pero siempre seguros de conseguir una buena faena.

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