TEST DE AUTODIAGNÓSTICO
Superar la dependencia emocional
Son esas relaciones en las que uno de los miembros de la pareja no puede vivir sin hacer constantes llamadas al otro, que monitorea sus actividades y que es incapaz de ejercer las propias sin la aprobación y el consejo de su par.
Son relaciones repletas de reglas obsesivas, que oprimen los sentimientos y que evitan la expresión de ellos; no dan pie a que se pueda hablar de ellos, precisamente porque no se reconoce la existencia ni de la dependencia ni del problema que esto ocasiona. Quienes se envuelven en este tipo de relaciones hacen todo por complacer al otro y niegan cualquier tipo de conflicto porque eso podría suponer la pérdida de su motivo para vivir, de su mundo, “perdería al amor de su vida”.
Podemos verlo claramente en esas personas que se enamoran de alcohólicos, de personas con trastornos emocionales, sin empleo o que necesitan algún empuje en su vida, una motivación y, casualmente, ellos siempre están a su lado.
Cuando una relación no es para amarse y compartir entre dos, estamos en problemas. No amamos, sino que sentimos necesitar al otro para sobrevivir, para ser plenos. En este caso, cabe puntualizar, que la plenitud debe venir de ambas partes. Es decir, ahora que me siento en la plenitud, que no siento necesitar de alguien, estoy en el momento idóneo para una relación, para así poder compartir con mi pareja lo que tengo para dar y, si me envuelvo en una relación, el otro debe pensar de la misma manera, estar en la misma disposición.
Cómo saber si me está pasando…
Cuando vivimos relaciones tóxicas siempre somos los últimos en darnos por enterados. Creemos que la relación depende solamente de nosotros, que todo lo que nos ocurre es culpa nuestra y tenemos miedo a cómo reaccionará el otro. Actuamos en contra de lo que queremos o creemos sin motivo alguno, estamos convencidos que debemos sacrificarnos para que nuestra relación no termine. Tenemos miedo de quedarnos solos porque algo terrible puede suceder si perdemos a quien amamos.
Esta serie de pensamientos que propician un comportamiento tóxico y sumiso hace que los malos tratos aumenten, de la misma manera en que los momentos en que disfrutamos de nuestra relación se van haciendo menos, cada día menos…
Es natural darnos cuenta de que, como seres humanos, tenemos necesidades afectivas; pero, llegar a creer que solamente existe una persona en el planeta que nos complementará y resolverá nuestra vida, problemas y tragedias sentimentales, es un error. El amor es un sentimiento libre de egoísmo, enfocado a la tarea de dar y nos hace libres porque no esperamos algo a cambio, buscamos el bienestar de quien amamos al tiempo que le compartimos nuestro amor. De la misma manera, estamos conscientes de que cada quien es responsable de lo que siente, piensa y hace. Nadie puede responsabilizarse por los demás y eso nos da la libertad.
En la dependencia emocional, el sujeto es controlado por su necesidad de la otra persona, y el intenso miedo a la pérdida y a la soledad contaminan el vínculo establecido en la pareja.
En sus relaciones amorosas, los dependientes emocionales manifiestan hacia su pareja un tipo de apego "ansioso", caracterizado por una continua necesidad de saber que es amado por su pareja, dificultades para llevar una vida independiente, búsqueda incesante del candidato a pareja y selección precipitada del mismo, miedo a no ser querido, miedo a la pérdida del objeto de su amor y celos frecuentes, ideas contradictorias sobre el amor y dificultad para romper aún cuando la relación sea altamente problemática y generadora de malestar para el dependiente.
La gran mayoría de los afectados son mujeres (75%).
“En los vínculos amorosos hay un cierto grado de dependencia emocional que por supuesto es completamente normal y saludable; es más, es el componente imprescindible para que las parejas funcionen. La diferencia entre la dependencia emocional patológica y la "normal" es únicamente de grado, es cuantitativa y no cualitativa. Dicho de otra forma, todos somos (o la mayoría) un poco dependientes emocionales, pero en un grado no patológico. De igual forma, puede existir gente un poco desconfiada sin necesidad de ser paranoide.
La dependencia emocional como tal tiene un trasfondo patológico que implica sumisión, desequilibrio, autoanulación que puede implicar riesgo vital, aversión a la soledad, baja autoestima, etc.” (Castelló Blasco, J.). En la dependencia “normal” los miembros de la pareja potencian su desarrollo invidivual, la emocionalidad que sostiene la relación es positiva, aún cuando –como en cualquier relación- puedan existir conflictos pasajeros.
La dependencia emocional no es algo negativo, sólo es negativa cuando se tiene una dependencia emocional en exceso. No hay nada malo en estar ansioso el fin de semana para ver a tu novio o novia, lo malo es cuando no eres feliz entre semana sin tu novio o novia o cuando necesitas a tu mujer cerca para sentirte completo y feliz.
Tienes que tener muy claro que tú eres una persona genial e increíble por ti misma y que no necesitas a nadie, pero, si estás con alguien estás porque esa otra persona te complementa y te hace feliz, esa dependencia emocional es muy positiva porque ningún miembro de la pareja se agobia, no hay celos y todo es más positivo y feliz.
Para lograr una sana dependencia emocional positiva antes hay que saber estar solo, si no eres capaz de ser 100% feliz estando solo no serás capaz de hacerlo con pareja ya que todo ese vacío emocional lo intentas llenar con la otra persona y acudes constantemente a esta para sentirte bien y a gusto.
Para conseguir ser feliz y tener una vida completa estando solo hay que rellenar los principales pilares de la vida, los pilares de la vida es aquello con lo que te sustentas para conseguir tu felicidad, por norma general deberían ser: amigos, familia, trabajo, hobbie, pareja…
Como vemos la pareja es un pilar más y no lo que te lo da todo.
La Dependencia emocional negativa
La dependencia emocional negativa se da cuando alguien tiene muy poca autoestima y confianza en si mismo, se echa una pareja y traslada toda su felicidad hacia esa pareja. Es decir, esa persona se siente alguien, feliz, contenta y a gusto sólo cuando está con su pareja porque esta la hace sentirse bien y querida. ¿Qué ocurre con esto? Que se empieza a depender de una forma excesiva de la pareja, no se es feliz sin la pareja. Como los humanos nos alejamos de lo malo y perseguimos lo bueno lo que hará una persona con esta dependencia es acosar literalmente a su pareja, cuando la persona es muy dependiente comienza a comportarse violentamente y a utilizar técnicas psicológicas manipulativas para dominar y controlar a su pareja para que esta esté el más tiempo posible con ella.
Características del dependiente emocional
1. Necesidad de estar en pareja, intolerancia a la soledad. Miedo al abandono. Las personas con miedo al abandono creen que si los demás deciden terminar con las relaciones (amistad, pareja, etc.) no encontrarán a nadie que pueda sustituirlos. Perciben el abandono como algo horrible.
2. Baja autoestima, la cuál provoca una necesidad de aprobación constante por parte de los demás, así como un gran temor al rechazo social. Muchas personas sienten la necesidad de ser aprobados constantemente por los demás y si esto no ocurre lo perciben como algo negativo. Lo que los demás piensen influirá de forma decisiva en cómo se van a percibir a sí mismos. Si los demás aprueban sus conductas y pensamientos se sentirán bien, pero si no lo hacen, lo percibirán como algo muy negativo.
- Vive preocupado por caer bien, incluso a personas que ve por primera vez o desconocidos.
- Se empeña en lucir una buena apariencia.
- Expresa de distinta manera sus demandas de atención y afecto: haciendo regalos o favores que no le piden, preocupándose y estando pendientes de los demás, etc
Necesita tanto de la aprobación externa que lo pasa francamente mal cuando no la tiene o cuando interpreta que ha sido rechazado; en estas situaciones, es habitual que haga “comprobaciones” de la relación como llamar por teléfono para ver si todo sigue igual con esa persona o para detectar anormalidades en el tono de voz, por ejemplo. (dependencia emocionalorg)
3. Dificultades para decir "NO": se anteponen continuamente los deseos y necesidades de los demás a los propios. Estas personas no expresan opiniones personales contrarias al resto, ni reclaman o exigen sus derechos. Simplemente se dejan guiar por lo que creen que se espera de ellos para poder conseguir el cariño que tanto necesitan. Asimismo, hacen todo lo que su pareja o la persona de la que dependen, les pida. Creen que estar de acuerdo con los demás les otorga valor, y serán merecedores de su cariño o amistad.
4.Relacionado con el punto anterior, encontramos que el dependiente emocional ocupa un papel de inferior en la relación de pareja, aunque eso no excluye que pueda suceder lo contrario, ya que también existe la "dependencia emocional dominante"
5. Sentimientos no resueltos de culpa, rabia, ira, aislamiento y miedo. Estos sentimientos, vienen sin ninguna causa, pero son eliminados por la pareja en cuestión al reconciliarse o escuchar un halago demostrándote tu importancia.
Verdaderamente, no es de extrañar que si alguien tiene esos sentimientos hacia sí mismo no soporte estar solo, porque es como estar continuamente junto a alguien al que detestamos. Por ejemplo, los dependientes no aguantan mucho tiempo estar solos en casa o con la perspectiva de no salir en todo el domingo: enseguida se buscan planes o llaman por teléfono a alguien con cualquier excusa.
La soledad les provoca incomodidad, malestar e incluso ansiedad, y la idea más o menos intensa de que no son importantes para nadie, de que nadie les quiere y están abandonados.
Dependencia emocional: qué es y cómo salir de ella
La adicción al amor, como cualquier otra adicción, hace que la vida de la persona adicta gire en torno al objeto amado (la pareja). Su bienestar personal estará en función de la satisfacción que le produzca su pareja, buscará continuamente estar en su presencia y sufrirá cuando no está cerca de ella. Las rupturas amorosas las vivirán como un gran trauma, y tendrán la necesidad irrefrenable de recuperar la relación o buscar una nueva pareja.
La dependencia emocional es un concepto más amplio, pudiendo una persona depender emocionalmente de otra, no necesariamente de su pareja.
Respecto a las relaciones amorosas
Buscarán pareja continuamente en el caso de no tener, y harán todo lo posible por mantener la pareja en el caso de tenerla.
¿Cómo se comporta un dependiente emocional en la pareja?
El dependiente emocional suele tener relaciones de pareja desequilibradas, en las que aporta mucho más que el otro; por lo tanto, vive en la eterna falta de correspondencia, con todo lo que esto supone. (dependencia emocional.org). Además, prioriza tanto su relación amorosa que pone en compromiso el resto de sus facetas: su estado de ánimo irá en función de dicha relación.
De todo esto se desprende que mientras la relación vaya ligeramente bien –aunque para otro esa situación fuera inadmisible-, la persona podrá cumplir con sus tareas habituales; pero si esto no es así, todo salta por los aires: estado de ánimo, trabajo, responsabilidades familiares, obligaciones, aficiones y demás. Lo más importante, con diferencia (incluyendo los hijos si se tienen), es la pareja.
Esto puede llegar al punto de que el dependiente aguante malos tratos, de que se conforme con relaciones en las que el otro no tiene el menor interés en él.
La dependencia emocional es algo que convierte el amor en un suplicio, convierte algo que tendría que ser muy bonito y que debería aportarnos muchísimo, en algo que es horroroso en muchas ocasiones y que resta amor propio y calidad de vida al dependiente, consumiéndolo poco a poco y atormentándolo.
En muchas ocasiones es el terrorífico síndrome de abstinencia el que acongoja de tal manera al dependiente que le hace pensar y sentir con absoluta realidad que es totalmente imposible romper la relación, y que si no lo hace el otro no habrá forma humana de que se produzca esa situación.
1- Tendrá excesiva ilusión al inicio de una relación amorosa o ante el intento de que ello suceda. Tener una relación amorosa es lo más deseado por estas personas.
Está lleno de expectativas irreales por su anhelo exagerado de tener pareja: Se llena de ilusión y fantasía al comienzo de una relación, creyendo que ha encontrado a la persona que siempre ha andado buscando o al encontrarse con una persona interesante.
Uno de los pocos momentos felices de su vida es al iniciar una relación o ante la posibilidad de que eso ocurra.
2-Manifestará necesidad de controlar a su pareja: llamadas constantes con el fin de saber qué hace en cada momento.
3-Demandará relaciones exclusivas: no quiere que su pareja tenga otras relaciones (amistad, compañeros de trabajo, etc.) por el miedo a perderla.
4- Demandará atención de forma excesiva: cualquier excusa será buena para mantener a su pareja cerca.
5- Creerá que las necesidades de su pareja son más importantes que las suyas propias: hará cualquier cosa para mantener el amor y la atención de la persona de la que depende ocionalmente.
6- Vivirá la ruptura como algo excesivamente traumático. Una vez aceptada la ruptura buscará rápidamente una nueva pareja.
¿Dónde está el error?
Los dependientes emocionales piensan que sometiéndose a la persona o personas de las que dependen, mantendrán el cariño que necesitan. Sin embargo, podemos ver, que dada la forma de comportarse estas personas, pueden producir el efecto contrario.
La pareja debe formarse en la igualdad, donde ambos miembros den y reciban lo mismo, espetando siempre la individualidad del otro y exponiendo las propias necesidades.
Monografías (muy bueno, aquí sólo extractos)
CONCEPTO
La dependencia emocional es "un patrón de necesidades emocionales insatisfechas desde la niñez, ahora de mayores buscamos satisfacer, mediante la búsqueda de relaciones interpersonales muy estrechas".
El modelo de la familia en que nos criamos continúa empleando como en los viejos tiempos, el chantaje afectivo como un mecanismo para obtener sumisión y obediencia, es decir, nos acostumbramos y vemos como natural el hecho de que para evitar perder el afecto de nuestros padres, amigos o parejas, tengamos que renunciar a nuestros intereses permitiendo que nos gobiernen los de ellos:
- Para tener contento a papá y mamá había que sacar buenas notas, de lo contrario nos hacían sentir que éramos los culpables de su ira, de su disgusto y de los castigos que nos brindaban.
- Nuestros amigos o amigas eran aquellas personas que gozaban la aprobación de nuestros progenitores, de lo contrario teníamos que sostener amistades clandestinas y relaciones secretas, que era peor.
- Cuando mamá se enojaba por algo que no hacíamos y que no era de su agrado, nos amenazaba con "ya no te voy a querer", "me voy a enojar contigo y ya no te voy a hablar", y en casos extremos nos amenazaban con "te voy a regalar con ese viejito que viene allí" o " hay que te robe ese hombre, yo ya no te quiero". Nos llenaban de terror ante la amenaza de perder la protección y seguridad que solo obtenemos de ellos.
Así se doblega nuestra voluntad y nos convierte en los adultos sumisos que nos vamos a tragar todo el descontento que significa establecer relaciones destructivas con las personas menos indicadas, pero que nos harán repetir una y otra vez ese círculo de temor oculto y baja autoestima en que nos quedamos estancados y que nos incapacitará para enfrentar los momentos más críticos de nuestra vida.
- Continuamente se encuentra padeciendo de graves necesidades emocionales, principalmente de falta de afecto.
- No espera ni busca cariño porque nunca lo ha recibido y tampoco por esa misma razón esta capacitado para darlo.
- Simplemente se apega a alguien que idealiza.
- Le interesan personas indeseables porque su deficiente autoestima le provoca fascinación al encontrar una persona tremendamente segura de sí misma, con cierto nivel de éxito o capacidades, a veces más supuestas que reales.
- Entiende el amor como "apego", enganche, sumisión, admiración a la otra persona y no como un intercambio recíproco de afecto.
Anhela relaciones exclusivas y parasitarias:
- Siente necesidad continua de disponer de pareja, amigos, hijos, etc.
- Vive pendientes de ellas, incluso llamándolas constantemente a su trabajo, controlándolas, vigilándolas, queriendo conocer hasta el último detalle de lo que hacen con su vida privada.
- Invade la vida privada de la otra persona.
- Agobia a su pareja con excesivas demandas de atención, de consideración.
- Le transmite al otro tanta responsabilidad sobre sus propios sentimientos y sobre su felicidad, que lo expresa incluso, inconscientemente o por hábito, en su lenguaje. Atribuye al otro sus sentimientos positivos: “me haces tan feliz”, “me haces subir al cielo”, “antes de conocerte era tan infeliz”, y también atribuyen al otro sus sentimientos negativos: “me haces sentir tan triste”, “me irritas”, etc.(centroics)
- Incluso en algunas personas, aparte de ese malestar y ese sufrimiento interno, puede haber ocurrido que de tanto querer adaptarse, la pareja ya no vea en ellas a la persona que conoció y las cualidades de las que se enamoró. Y puede ser que sus esfuerzos porque el otro le quiera, y por evitar perderle, consigan exactamente lo contrario de lo que ella quería, y es que el otro se aleje de ella, y se confirmen todos sus miedos., además también puede haber ocurrido que la pareja se haya acostumbrado a ser más directiva de lo que originalmente era.
¿ COMO ES LA PERSONA ESCOGIDA POR EL DEPENDIENTE EMOCIONAL?
Son narcisistas y explotadoras:
- Las personas elegidas son muchas veces manipuladoras, narcisistas.
- Carecen de empatía y afecto.
- Creen que poseen privilegios y habilidades fuera de lo común.
- Nuestro carácter sumiso y torturado como dependiente emocional no hace más que perpetuar estos rasgos.
Aprendimos que la sumisión es una estrategia:
- Para evitar el abandono, el rechazo.
- Para obtener seguridad, protección.
- Aprendimos que para ser amados debíamos cumplir con la expectativa de los demás, nunca importunarlos o alterarlos o provocarlos, antes bien sofocar sus estados de ánimo que nos hacían daño.
Vencer el síndrome de abstinencia
El síndrome de abstinencia es el conjunto de síntomas que experimenta un dependiente emocional cuando rompe una relación. Estos síntomas son de naturaleza ansioso-depresiva y varían entre los siguientes: nerviosismo, obsesividad con la relación, culpa por la ruptura, recuerdos continuos de los buenos momentos, tristeza, sentimiento de desapego por la vida, falta de capacidad para disfrutar, dificultades de concentración, molestias físicas de diversa índole, deseos continuos de llamar o reanudar el contacto con la ex pareja, etc.
Hay diferentes pautas que son interesantes de conocer. La primera de ellas es el "contacto cero" con la ex pareja. El “contacto cero” supone, como su propio nombre indica, no tener contacto alguno con la ex pareja después de que se haya producido la ruptura.
Si uno duda de si la ruptura ha sido lo mejor, va a perder mucha fuerza porque no estará totalmente seguro de lo que hace, ya que pautas como la del “contacto cero” suponen una distancia activa de la ex pareja. Potenciar este convencimiento es, entonces , crucial para una superación exitosa de esta situación traumática.
Existen otras pautas accesorias que realizan también su aportación para pasar este duro trance:
- Pensar en el síndrome como algo transitorio: el síndrome de abstinencia dura un tiempo determinado, no se queda instalado de por vida aunque a veces el dependiente piense así. Lo normal es que no dure más de dos o tres meses, siendo el primero el más duro con diferencia; es más, dentro incluso de ese mes, las dos primeras semanas son las más angustiosas, teniendo progresivamente más momentos de respiro o distracción con el tiempo. A partir de la segunda o tercera semana, lo más frecuente es que existan “picos” o cambios de ánimo en los que el sujeto se encuentre bien una mañana, por ejemplo, y por la tarde vuelva a experimentar ansiedad, malestar o decaimiento.
- Distracción: ocupar la mente en otras cuestiones es positivo, porque debilita menos al sujeto forzándolo a prestar atención en su vida cotidiana o en cualquier otra circunstancia. Además, la distracción es positiva porque contribuye a “pasar página”. Dentro de esta distracción, que tampoco debe suponer un frenesí de idas y venidas, cabe la propiamente social como salir con amigos o apuntarse a cursos, o alguna más individual como hacer deporte o centrarse más en el trabajo.
- Nueva vida: dentro de esta “nueva vida” es interesante que la persona retome actividades o aficiones que había olvidado por falta de tiempo o por centrarse en exceso en sus parejas, así como amistades con las que no se ha producido el suficiente contacto; de la misma forma, también es válido que se rompa por completo con el pasado y se inicien nuevos proyectos, nuevas aficiones más o menos ambiciosas en las que se vaya construyendo algo distinto, algo que le haga pensar al dependiente que, por una vez, es el centro de su trayectoria, y no la relación de pareja.
- Escribirse una carta: en los peores momentos, el dependiente puede perder la lucidez y los buenos propósitos que ha mostrado en otras circunstancias, porque el síndrome de abstinencia es capaz de desestabilizar de una forma muy sustancial. En estas situaciones, contar con una “posición de referencia” en la que se recuerden dichos buenos propósitos, se insista en el camino a seguir y en la nueva vida que se pretende comenzar libre de la necesidad afectiva, o se rememore cómo era realmente la relación que se ha terminado recurriendo a la objetividad es extremadamente útil.
- Desidealización: una de las manipulaciones más habituales de la necesidad afectiva durante el síndrome de abstinencia es la idealización de la ex pareja y de la relación que se mantenía con ella. Donde antes había menosprecios, desaires, humillaciones o infidelidades, ahora se recuerda a un individuo gentil, preocupado o empático a más no poder. Esto es fácilmente manipulable porque en el tiempo de relación seguro que se habrán producido hechos puntuales en los que el comportamiento de la ex pareja haya sido positivo; entonces, se extraen dichas situaciones y se elevan a la categoría de habituales o representativas tanto de la ex pareja como de la relación que se tenía con ella.
Para evitar esta tergiversación de la realidad, nada mejor que recurrir a fotos de viajes, mensajes de texto o correos electrónicos guardados, recuerdos de situaciones en las que se ha pasado muy mal, etc. Hace falta erradicar las manipulaciones de la necesidad afectiva que tenderán a dulcificarlo todo, y para ello es preciso ser objetivo y recordar esas circunstancias y cómo se sentía el sujeto cuando se producían. Dar rienda suelta a la idealización del pasado va restando convencimiento en la ruptura y va debilitando al individuo, con el riesgo que esto supone de que vuelva a sucumbir a su necesidad afectiva.
- Ejercicio físico: dentro de la recomendación de tener actividad y distracciones, destaca el ejercicio físico por encima de todas porque es una manera muy eficaz de focalizar la atención en algo muy distinto a la ruptura. Además, incrementa la satisfacción del sujeto consigo mismo y mejora la disposición a la lucha activa que es parte fundamental de una gestión adecuada del síndrome de abstinencia.
- Plan de emergencia: para personas que se encuentren en una desesperación muy grande y que padezcan tentaciones cada vez más fuertes de llamar a la ex pareja, es interesante que se diseñen una especie de “plan de emergencia” en el que tengan claro cómo deben actuar. Por ejemplo, en dicho plan pueden tener previamente establecido a quién deben llamar para atenuar su malestar (el primero sería el terapeuta en caso de que se encuentren en tratamiento psicológico), qué cosas habría que realizar como leer la auto-carta antes mencionada o salir a la calle a pasear, o al gimnasio a hacer ejercicio, etc. Es indiferente lo que se haga, lo que importa es que el sujeto tenga algo planificado para que no se deje llevar por la improvisación, porque no dispondrá de la lucidez necesaria y fácilmente hará cosas de las que luego se arrepentirá.
- Un clavo no quita a otro clavo: cambiar de pareja sólo hace que profundizar en el problema que no era realmente la persona que se ha dejado, sino la propia necesidad afectiva que no tiene inconveniente alguno en dirigirse a otro objetivo, incluso sin que haya la menor atracción, como sucede en las “relaciones de transición” que a menudo se producen en este problema.
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