lunes, 10 de febrero de 2014

Objetivo: pensar antes de hablar



Un atmósfera tensa e inamistosa puede derivar en una escalada de emociones negativas,  muchas veces, difíciles de detener. El más alto indicio de cultura es reconocer que debemos controlar nuestras emociones negativas, para el bien propio y el de los demás.

Si herimos, humillamos, ofendemos y hacemos sentir mal a alguien, nuestro interlocutor se pondrá a la defensiva y generaremos resentimiento o rencor.

Si  no controlas las emociones, reaccionas (eres reactivo). Si, en cambio, aprendes a controlarlas (piensas antes de hablar), actúas (eres proactivo).

"Reaccionar" es la respuesta lógica, espontánea e irreflexiva ante una situación determinada. Es lo que hacen los animales.

Pero ¿cómo se puede actuar sin dejarse arrastrar por las reacciones en una situación conflictiva que surge de repente? Ante todo, respirando profundamente y concentrándose en que debes detener a toda costa tus primeras reacciones, tus "prontos". Después, tratando de comprender que probablemente, estás observando la situación sólo desde tu punto de vista. Hay que hacer un esfuerzo por ver las cosas también desde la perspectiva del otro.

Si, por ejemplo, un camarero es maleducado en vez de criticar, le puedes preguntar: ¿Con tanto público al que atender, habrá tenido hoy un mal día, no? Entonces provocarás en él una reacción positiva. Si lo insultas porque te está tratando mal, estás "reaccionando". Si tú ,en cambio, buscas su complicidad, te preocupas por los motivos por los que actúa así, lo escuchas atentamente, y ves la forma de ayudarlo, estás "proactuando".

¿Y por qué hemos de invertir tiempo y energía con alguien que no es amable con nosotros? La respuesta es bien sencilla: ¡Porque es por nuestro propio beneficio!

La empatía es uno de los mejores indicadores de madurez.



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Fuente: No se lo digas a nadie ... así. Mejora tus relaciones a través de la inteligencia emocional. Francisco Galván

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