Digámoslo claro: no se puede esperar el máximo rendimiento de un empleado del que no se le reconoce la importancia de su labor. Si un jefe quiere estimular a un subordinado para que trabaje a gusto, debe reconocerle su esfuerzo, su interés, y no escatimar elogios sinceros en los momentos oportunos y resaltar sus méritos. Si nunca lo hace, el empleado puede inferir -erróneamente- que su trabajo no es satisfactorio: Si no puedes decir nada agradable, no digas nada.
Las leyes ocultas de la motivación
Hoy se sabe, desde la perspectiva de la Inteligencia Emocional, que las personas no dejan nunca de estar motivadas. Lo que llamamos "desmotivación" no es otra cosa que un cambio de dirección de la motivación: ahora son otras las razones por las que nos movemos.
La clave para recuperar la motivación no es reencontrarnos con los antiguos motivos que nos hacían vibrar en el pasado, sino indagar e identificar las emociones que ahora nos invaden (resentimiento, angustia, culpa, miedo, etc)
Cuando este estado de insatifacción (o desmotivación) aparece, hay que interpretarlo como un síntoma que nos impulse a averiguar las verdaderas razones de nuestro desánimo.
¿Qué incentiva, pues a los trabajadores? Actualmente, está demostrado que a las personas no sólo se las motiva por razones externas, como por ejemplo, mejorando sus condiciones de trabajo, incrementando su sueldo o reduciendo sus tareas. Ninguna de estas ventajas, por sí solas, hará que el rendimiento de los empleados se eleve. Por lo general, los factores que más influyen son intrínsecos - cuando la motivación viene desde dentro, no desde fuera:
1- Un trabajo estimulante adaptado a la persona: intentemos averiguar qué es lo que el empleado desea de su trabajo y hagamos lo posible para satisfacerlo. Estará más a gusto y rendirá más.
2- Asumir responsabilidades: mientras más cosas pueda decidir por sí mismo, mayor será el esfuerzo que realizará para ponerlas en práctica.
3- Deseo de expresarse a sí mismo: interés por expresar la propia individualidad en el trabajo.
4- Deseo de reconocimiento y autoestimación: nada es más apreciado por un trabajador que el reconocimiento de sus méritos a través del elogio honesto.
Es emocionalmente básico hacer saber al empleado que su trabajo es importante, que tiene sentido, que contribuye a la evolución de la compañía con sus cualidades y conocimientos. Este tipo de mensajes refuerzan la autoestima del receptor, algo también necesario para que se considere "alguien" en la empresa. La importancia de la motivación en el trabajo la refleja la siguiente historia:
Un viajero se acercó a un grupo de canteros y le preguntó al primero:
- ¿Qué estás haciendo?
- Ya ves, respondió del otro, aquí sudando como un idiota y esperando que llegue la hora de largarme a casa.
- ¿Qué es lo que haces tú?, preguntó al segundo.
- Yo -dijo- estoy aquí ganándome mi sueldo para alimentar a mi familia.
- Y tú - preguntó al tercero-, ¿qué es lo que estás haciendo?
- Estoy - respondió- construyendo una catedral.
Cuando un empleado se identifica y comprende el sentido de su trabajo, esto es, el objetivo que la empresa quiere alcanzar, su motivación crece notablemente y se siente una pieza importante dentro de ese organigrama. Otra forma de hacerlo sentir importante es tenerlo al corriente de los futuros proyectos de la compañía.
Es cierto que, para cualquier empleado, la promoción, un mayor salario, las rotaciones para desempeñar diversas funciones, la comunicación, etc, son factores motivacionales. Sin embargo, si una vez satisfechos esos factores no van acompañados del reconocimiento por medio del elogio, todo el respeto por las demás reglas motivacionales puede fallar.
Las claves para un elogio efectivo en el ámbito laboral son:
1. Elogia siempre el trabajo bien hecho.
2. Aprende a elogiar sin emplear la adulación.
3. Haz sentir importante al empleado.
4. Mantenlo informado de los planes futuros de la compañía que le afecten.
5. Hazle sentir emocionalmente seguro en la compañía.
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