Ritualística
Se expresan las gracias o se sonríe, devolviendo si procede, el elogio (Lo mismo digo, Tú también)
Complacida
Se manifiesta placer por el elogio recibido (Me alegro que te guste)
Aceptación con enmiendas
Se reconoce la alabanza, pero reaccionando con cierta incomodidad, e incluso a veces poniéndose a la defensiva, minimizando el mérito aludido (En realidad fue una idea de mi mujer, Fue simplemente una cuestión de suerte, Bueno, lo hago lo mejor que puedo, Me gustaría que fuera como tú dices).
Rechazo
Los elogios también pueden ser tan incómodos, molestos o turbadores para el receptor que los rechaza directamente (No puedo tomar en serio lo que dices, Tú estás ciego, Estás de broma, ¿no?). Tiene dudas sobre las capacidades que se atribuyen.
El elogio no constituye siempre, pues, una táctica emocional efectiva, especialmente cuando el destinatario lo percibe de forma absolutamente negativa. También puede depender de:
- El estado de ánimo del receptor (la mala intención con que éste lo reciba).
- La exagerada frecuencia con que se ejercita (el elogio tiene valor en función de su no abundancia).
- La falta de credibilidad (insinceridad) que la alabanza transmita.
- Los motivos ocultos que el mensaje pueda encerrar (intentar obligar a hacer algo).
- La percepción del elogio como preludio de una crítica.
- Percepción del elogio con el temor de no ser capaz de vivir al nivel de excelencia que han atribuido al elogiado.
- La persona de que proceda el elogio. Si procede de alguien carente de gusto o inteligencia, por ejemplo.
Es decir, cuando la forma de expresar un elogio en el receptor expresa dudas, éste lo puede percibir como:
- Una amenaza para manipular su conducta.
- Un medio consciente o inconsciente de establecer la superioridad del que elogia.
- Una obligación de estar siempre a la altura del elogio.
- Un factor distanciador
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Fuente: No se lo digas a nadie ... así. Mejora tus relaciones a través de la inteligencia emocional. Francisco Galván
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