Negociar sin discutir
Casi todos nosotros, cuando tratamos de atraer a alguien a nuestro modo de pensar, hablamos demasiado. Los vendedores, especialmente, son adictos a este costoso error. Dejemos que hable la otra persona. Ella sabe más que nosotros acerca de sus negocios y sus problemas. Hagámosle preguntas. Permitámosle que nos explique unas cuantas cosas. Si estamos en desacuerdo con ella, podemos vernos tentados a interrumpirla, pero no lo hagamos. Es peligroso. Escuchemos con paciencia y con ecuanimidad. Seamos sinceros. Alentémosla a expresar todas sus ideas.
Casi todos los hombres que han triunfado se complacen en recordar sus luchas iniciales. Hasta nuestros amigos prefieren hablarnos de sus hazañas antes que escucharnos hablar de las nuestras. Un filósofo francés dijo: “Si quieres tener enemigos, supera a tus amigos; si quieres tener amigos, deja que tus amigos te superen”. ¿Por qué es así? Porque cuando nuestros amigos nos superan tienen sensación de importancia; pero cuando los superamos se sienten inferiores y ello despierta su envidia y sus celos.