jueves, 19 de julio de 2018

El tiempo de reloj versus el tiempo psicológico

Aprende a usar el tiempo en los aspectos prácticos de tu vida —podemos denominarlo el «tiempo del reloj», pero regresa inmediatamente a la conciencia del presente cuando esos asuntos prácticos estén resueltos.

El tiempo del reloj no se limita a concertar una cita o planear un viaje. También incluye aprender del pasado para no repetir los mismos errores una y otra vez; establecer objetivos y avanzar hacia ellos. Cualquier lección del pasado se vuelve relevante ahora y se aplica en el ahora. Cualquier planificación y esfuerzo por conseguir un objetivo particular se hace ahora.

El principal foco de atención de la persona iluminada está siempre en el ahora, continúa usando el tiempo del reloj, pero es libre del tiempo psicológico.

Mantente alerta para no transformar el tiempo del reloj en tiempo psicológico. Por ejemplo: si cometiste un error en el pasado y aprendes de él ahora, estás usando el tiempo del reloj. Por otra parte, si te centras mentalmente en el error de modo que surgen la autocrítica, el rencor o
la culpa, entonces estás convirtiéndolo en parte de tu «yo», lo estás haciendo «tuyo».

Negarse a perdonar, siempre implica una pesada carga de tiempo psicológico. Si te marcas un objetivo y avanzas hacia él, estás usando el tiempo del reloj. valoras y das la máxima atención al paso que estás dando en este momento. Si te centras excesivamente en el objetivo dejas de honrar el ahora. Entonces se queda reducido a un simple paso intermedio sin valor intrínseco que te permite acceder al futuro. El tiempo del reloj se convierte en tiempo psicológico.

Tu camino de vida deja de ser una aventura y se reduce a una necesidad obsesiva de llegar, de alcanzar, de «lograrlo». Dejas de mirar y de oler las flores que están a los lados del camino y dejas de interesarte por la belleza y el milagro de la vida que se desarrolla a tu alrededor cuando estás presente en el ahora.

No te quedará ninguna duda de que el tiempo psicológico es una enfermedad mental si observas sus
manifestaciones colectivas. Toman la forma, por ejemplo, de ideologías como el comunismo, el nacional-socialismo o cualquier nacionalismo, o rígidos sistemas de creencias religiosas
y, en consecuencia, el fin justifica los medios. El fin es una idea. A menudo los medios empleados para llegar a ese futuro ideal pasan por la esclavitud, la tortura y el asesinato de  mucha gente en el presente.

50 millones de personas fueron asesinadas para hacer progresar la causa comunista, para traer un mundo mejor en Rusia, China y otros países. Éste es un ejemplo escalofriante de cómo la creencia en un cielo futuro crea un infierno en el presente. ¿Puede caber alguna duda de que el tiempo psicológico es una enfermedad mental seria y peligrosa?


Normalmente el futuro es una réplica del pasado. Puede haber cambios superficiales, pero una transformación real es rara.

Lo que percibes como futuro es parte intrínseca de tu estado de conciencia ahora. Si tu mente lleva una pesada carga del pasado, experimentarás más de lo mismo. Podrías ganar muchos millones, pero un cambio de esa clase es muy superficial. Seguirías repitiendo las mismas pautas condicionadas en un entorno más lujoso.

A la mayoría de la gente le cuesta creer en la posibilidad de un estado de conciencia totalmente libre de negatividad. Sin embargo, ése es el estado de liberación al que apuntan todas las enseñanzas espirituales. Es la promesa de salvación, no en un futuro ilusorio, sino aquí y ahora.

Quizá te cueste reconocer que el tiempo es la causa de tus sufrimientos y de tus problemas. Crees que están causados por situaciones específicas de tu vida. Pero hasta que no enfrentas la disfunción fundamental de la mente —su apego al pasado y al futuro y su negación del ahora—, en realidad los problemas son intercambiables.

En lugar de hablar de tu «vida» deberías ser más preciso y hablar de tu «situación de vida», que está hecha de tiempo psicológico: pasado y futuro. Ciertas cosas del pasado no fueron como deseabas. Aún sigues resistiéndote a lo ocurrido en el pasado, y ahora te estás resistiendo a lo que es. Lo que te hace seguir adelante es la esperanza, pero la esperanza hace que estés enfocado en el futuro, y ese enfoque permanente perpetúa tu negación del ahora, y por tanto tu infelicidad.



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