La mente, tal como yo uso la palabra, no es únicamente el pensamiento. Incluye también las emociones y las pautas de reacción inconscientes, tanto mentales como emocionales.
La emoción surge en el punto donde cuerpo y mente se encuentran. Es la reacción del cuerpo a la mente o, dicho de otra forma, el reflejo de la mente en el cuerpo. Por ejemplo, un pensamiento de ataque o un pensamiento hostil creará una acumulación de energía corporal a la que llamamos enfado.
Cuanto más te identificas con el pensamiento, con lo que te gusta o disgusta, con tus juicios e interpretaciones, es decir, cuanto menos presente estás como conciencia observante, más fuerte es la carga de energía emocional, seas consciente de ella o no.
Si te es difícil sentir tus emociones, empieza por enfocar la atención en el campo energético interno de tu cuerpo. Siente el cuerpo desde dentro.
Una emoción es el reflejo de la mente en el cuerpo. Pero a veces hay un conflicto entre ambas: la
mente dice «no» mientras la emoción dice «sí», o al revés. Si realmente quieres conocer tu mente, el cuerpo siempre te dará un reflejo fiel; Si existe un conflicto aparente entre ambos, el pensamiento es el que miente y la emoción dice la verdad.
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