lunes, 16 de julio de 2018

La liberación de la infelicidad

¿Te disgusta hacer lo que haces? Tal vez te disguste tu trabajo; o puede que hayas aceptado hacer algo y estés haciéndolo,

¿Sientes un resentimiento no expresado hacia alguna persona cercana? ¿Eres consciente de que la energía que emanas tiene unos efectos tan dañinos que te contamina y contamina a los que te rodean?

Mira detenidamente en tu interior. ¿Existe algún rastro, por pequeño que sea, de resentimiento o de mala disposición? Si lo hay, obsérvalo tanto a nivel mental como emocional. ¿Qué pensamientos crea tu mente en torno a esa situación? Después observa la emoción, que es la reacción
corporal a esos pensamientos. Siente la emoción. ¿Te resulta agradable o desagradable?

¿Tienes elección? Quizá se están aprovechando de ti, tal vez estás haciendo un trabajo tedioso, quizá alguien cercano a ti es deshonesto, irritante o inconsciente, pero todo eso es irrelevante. Es indiferente que los pensamientos y las emociones que te provoca esa situación estén justificados. El hecho es que te estás resistiendo a lo que es. Deja de hacer lo que estás haciendo, habla con la persona implicada y exprésale claramente lo que sientes, o bien suelta la negatividad que tu mente ha creado en torno a la situación y que no sirve a otro propósito que el de fortalecer un falso sentido de identidad.

La negatividad nunca es la mejor manera de hacer frente a una situación. Cualquier cosa que hagas con energía negativa quedará contaminada por ella y con el tiempo producirá más
dolor, más infelicidad.

Además, cualquier estado interno negativo es contagioso: la infelicidad se transmite más fácilmente que las enfermedades físicas.  ¿Estás contaminando el mundo, o lo estás limpiando?
Lo mismo que ocurre dentro, sucede fuera.

¿Cómo podemos soltar la negatividad, tal como sugieres? Soltándola. ¿Cómo sueltas un trozo de carbón ardiente que te quema en la mano? ¿Cómo sueltas un equipaje pesado e inservible que estás llevando? Reconociendo que no quieres sufrir el dolor ni seguir llevando la carga, y después dejándola caer. Hay muchas pautas de inconsciencia ordinaria que puedes soltar cuando te das cuenta de que ya no las necesitas, cuando te das cuenta de que puedes elegir,

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