jueves, 26 de julio de 2018

La ley de los opuestos en las emociones

Básicamente, todas las emociones son modificaciones de una emoción primordial. Se parece bastante al «miedo» y, aparte de la sensación de estar bajo una amenaza continua, también incluye una marcada impresión de abandono y falta de plenitud, «dolor».

Una de las principales tareas de la mente es luchar contra el dolor emocional e intentar doblegarlo,
pero lo único que consigue es encubrir el dolor temporalmente. De hecho, cuanto más lucha la mente por liberarse del dolor, mayor es éste. La mente nunca puede encontrar una solución y tampoco puede permitir que tú la encuentres, porque ella misma es parte intrínseca del «problema».
Imagina a un jefe de policía intentando encontrar a un pirómano, cuando el pirómano es el propio jefe de policía.

No te liberarás del dolor hasta que dejes de derivar tu sentido de identidad de la identificación con la mente, es decir, con el ego.

El amor, la alegría y la paz no pueden florecer hasta que te has liberado del dominio de la mente. Pero no son lo que yo llamaría emociones. Están más allá de las emociones, a un nivel mucho más profundo. El amor, la alegría y la paz son profundos estados de Ser o, más bien, tres aspectos del estado de conexión interna con el Ser. Como tales, no tienen opuesto.

Las emociones, sin embargo, siendo parte de la mente dualista, están sujetas a la ley de opuestos. Lo que a veces se llama equivocadamente alegría suele ser el lado placentero y generalmente fugaz de un ciclo que alterna entre placer y dolor.

El placer siempre se deriva de algo externo a ti, mientras que la alegría surge de dentro. El placer se irá y su ausencia también te producirá dolor. lo que denominamos amor puede ser placentero y excitante durante algún tiempo, pero es un apego adictivo, un estado de extrema necesidad que puede convertirse en su opuesto en un abrir y cerrar de ojos.

El verdadero amor no te hace sufrir. ¿Cómo podría? El verdadero amor no se convierte repentinamente en odio, y la verdadera alegría tampoco se convierte en dolor.

Manténte presente. Sé un observador de la mente. El dolor es inevitable mientras sigas identificándote con tu mente. Me refiero básicamente al dolor emocional, que también es la principal causa del dolor físico y de las enfermedades físicas.

El resentimiento, el odio, la autocompasión, la culpabilidad, la ira, la depresión, los celos, e incluso la menor irritación…, todos ellos son formas de dolor.

Cada placer o cumbre emocional contiene dentro de sí la semilla del dolor: su opuesto inseparable, que se manifestará con el tiempo.


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